Inglaterra importa el 'catenaccio'
La federación inglesa anuncia el fichaje de Capello como seleccionador, por lo que cobrará 5,3 millones anuales
Luiz Felipe Scolari salió corriendo en cuanto vio venir a la prensa inglesa. Pero Fabio Capello, de 61 años, más frío que el brasileño, ha resistido sin inmutarse los primeros escrutinios de los tabloides y ayer llegó a un acuerdo para dirigir durante los próximos cuatro años y medio a la selección de Inglaterra. El anuncio, que se esperaba a mediodía, se retrasó unas horas hasta que el italiano y los dirigentes de la FA, la federación inglesa, se pusieron de acuerdo para que la llegada del equipo de trabajo de Capello no impidiera la presencia relevante de ingleses entre sus ayudantes.
El técnico italiano, de 61 años, firmará por cuatro temporadas y media
El entrenador quiere llevar a sus ayudantes y la FA desea un 'número dos' inglés
No sólo el carácter separa a Capello de Scolari. Mientras el brasileño estaba entrenando a Portugal cuando Inglaterra intentó ficharle en abril de 2004, el italiano estaba ahora mismo en paro y meditando la retirada pese a haber ganado la Liga española con el Real Madrid, bien es verdad que gracias más a la desidia del Barcelona que al juego de su propio equipo.
Tras siete Ligas en Italia (cuatro con el Milan, dos con el Roma y dos con el Juventus, aunque la última fue anulada por amaño de partidos), dos con el Real Madrid (1997 y 2007) y una Liga de Campeones con el Milan (1994), Fabio Capello ha aceptado sentarse en la silla más caliente del fútbol europeo, sobre todo después de que Inglaterra no lograra clasificarse para la próxima Eurocopa, en 2008 en Austria y Suiza. La FA anunció anoche que había llegado a un acuerdo con el italiano y que el contrato se firmará hoy mismo si se resuelven los últimos obstáculos. El contrato se prolongará hasta después de la Eurocopa de 2012, pero podrá terminarse tras el Mundial de 2010, según los resultados.
El obstáculo final no es el dinero. El italiano cobrará cuatro millones de libras por temporada (5,28 millones de euros), aunque algunos medios elevan esa cifra a la casi increíble cifra de 7,91 millones de euros. El mayor obstáculo es el entorno del entrenador. Capello quiere trabajar con su propio equipo, incluyendo asistente, preparador físico y entrenador de porteros, además de su hombre de confianza, Franco Baldini, que ocupó la secretaría técnica cuando estuvo en el Real Madrid. Como el número dos de Inglaterra ha de ser inglés -probablemente Stuart Pearce, ex entrenador del Manchester City y actualmente al cuidado de los sub 21 de Inglaterra-, el problema es encontrar el cargo que ocupará Baldini.
El acuerdo entre Capello y la FA es un estupendo matrimonio de conveniencia para las dos partes. Para el italiano supone la oportunidad de coronar una carrera que parecía destinada al declive. Para Inglaterra, el alivio de contar con un entrenador de prestigio tras fracasar en la contratación del portugués Jose Mourinho. El pánico a que el no de Mourinho acabara como el no de Scolari -el fichaje de un entrenador mediocre, sin pedigrí y discutido desde el primer día, Steve McClaren- se ha disipado.
Capello coge de alguna manera el testigo de Sven-Göran Eriksson. El sueco también venía de Italia y con un excelente historial. Sus comienzos fueron brillantes -victoria por 1-5 en campo de Alemania-, pero su carrera se vio lastrada por la constante irrupción de los tabloides en su vida privada y, sobre todo, la falta de éxitos. La vida de Capello parece más aburrida que la del Don Juan sueco, lo que en principio le beneficia.
El trabajo de Eriksson se ha visto de alguna manera reivindicado con su buena temporada en el Manchester City y el fracaso de McClaren, y las críticas empiezan a dirigirse a los llamados chicos de oro, una generación de jugadores que triunfan en sus clubes pero no en la selección: desde Beckham a Rooney, Gerrard, Lampard y Terry. La primera tarea de Capello será perfeccionar su inglés. Su primera decisión delicada será si premia o no con el partido número 100 a David Beckham, con el que tuvo relaciones muy tensas en el Real Madrid y que ha jugado 99 veces con Inglaterra.
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