El dibujo oculto del pintor
Una exposición en Barcelona descubre los trazos originales bajo la pintura
En el origen está el dibujo. La idea primigenia del pintor plasmada en trazos ocultos a la vista por las capas de pintura. Pero está. Dan fe de ello las nuevas técnicas fotográficas. Gracias a la reflectografía de infrarrojos podemos ver cómo un pintor planificó su obra. Cómo pasó a la tabla los bocetos previos por medio de cuadrículas o estarcidos, o cómo el artista dibujó a mano alzada los primeros trazos con carboncillos, lápices o puntas metálicas. Y lo que es sumamente interesante para investigadores y curioso para espectadores: cómo el pintor alteró el dibujo surgido de la idea original y lo corrigió durante la ejecución de la obra dando origen a los llamados pentimenti o arrepentimientos. E incluso constatar qué elementos originales de la obra acabaron siendo eliminados al final.
Gracias a la reflectografía se puede ver cómo se planificó la obra
Todo esto es lo que muestra la exposición Dibujos al descubierto. Reflectografías infrarrojas de pinturas de los siglos XV y XVI del Museo del Prado, que se exhibe con entrada gratuita en la sala de exposiciones de la Casa Ametller de Barcelona (paseo de Gràcia, 41) hasta el 30 de marzo de 2008.
La técnica de la reflectografía proyecta sobre la superficie del cuadro un haz de luz incandescente con lámparas de infrarrojos. Esta luz tiene la propiedad de traspasar el color y destacar el fondo blanco con el que se preparaba la tabla antes de pintar y las líneas que ha trazado el pintor para encajar las figuras y las escenas. El procesamiento digital de los datos permite componer la imagen completa de lo que hay debajo de la superficie del cuadro. El Gabinete de Documentación Técnica del Museo del Prado, en colaboración con otros museos e instituciones italianas, lleva más de cuatro años realizando estas imágenes.
La exposición exhibe el trabajo hecho en 14 obras de un selecto grupo de pintores del Museo del Prado, como Rafael, Botticelli, Pedro Berruguete, El Bosco, Robert Campin, Memling, Provost, Andrea del Sarto y Fernando Gallego, entre otros, tras aplicar esta técnica fotográfica. De este modo se muestra la información oculta del cuadro durante 500 años, se dan a conocer las fases del proceso creativo, el modo de trabajar de estos pintores, y se resuelven problemas de iconografía o de autoría.
Así, en el Banquete del pinar se ha sabido que el dibujo subyacente es de Botticcelli, mientras que la pintura que cubre la superficie es de su alumno Bartolomeo di Giovanni; que en La Sagrada Familia (La perla) de Rafael, las figuras fueron pintadas con una cuadrícula o calcándolas, y sufrieron un movimiento hasta conseguir la posición definitiva, y o que en el Cristo bendiciendo pintado por Fernando Gallego entre 1468 y 1507, la imagen muestra un cordero sobre el Libro de los 12 sellos que luego no fue pintado. Lo mismo ocurre en la tabla La mesa de los pecados mortales, pintada en 1480 por El Bosco, que acabó con una composición diferente a como fue dibujada y donde el autor cambió el mobiliario de algunas escenas o suprimió elementos, como un perro dormido, en el tondo de la muerte. Destacan también las modificaciones que ahora se pueden ver en la obra Virgen de los Reyes Católicos, de autor anónimo, pintada entre 1491 y 1493, en la que el niño Jesús fue dibujado desnudo, dormido y con la cabeza dirigida hacia la reina Isabel, y acabó vestido, despierto y mirando hacia el rey Fernando.
Junto a las fotografías de los dibujos que subyacen tras las capas de óleos o témperas, la exposición muestra copias de las obras acabadas, lo que permite establecer un juego visual para encontrar las diferencias entre una y otra. El único inconveniente es que las reproducciones son de pequeño tamaño y quedan lejos de los ojos de la mayoría de los visitantes.
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