El rito
El síndrome del puente afectaba a los periodistas, que dejaron a Buenafuente (La Sexta) como estrella de la noche del jueves. El ambiente fue vacacional, sin embargo, sobre todo en la entrevista a Blanca Portillo, que le propuso matrimonio a Andreu y habló de su imparable carrera de saltos como actriz, incluido el de sus anuncios para Carrefour. España es el único lugar del mundo donde una trágica del calibre de la Portillo hace publicidad, pero eso, más que avaricia o vulgaridad, es otro síntoma de la tragedia de ser cómico en nuestro país.
En la mañana del viernes tampoco había apenas reporteros para preguntarle a la vicepresidenta del Gobierno en la habitual rueda de prensa; el interés informativo de la jornada pareció concentrarse en el funeral de Valdemoro, que dieron en directo TVE-1 y Telemadrid. El acto tuvo momentos conmovedores, sobre todo seguido en la excelente retransmisión de La 1, desprovista de la untuosa retórica curil del comentarista telemadrileño, el reverendo padre Belinchón. En el patio del colegio de guardias civiles donde se celebraba la ceremonia fúnebre todo era, al contrario, escueto y auténtico; las sillas de plástico azul para los familiares y los políticos, los cuatro sillones desproporcionados para la familia real, muy noble en su actitud durante los ritos, la imagen de la madre de Fernando Trapero abrazando el tricornio de su hijo asesinado. Los cánticos, sencillos y honrados ("Viva España, viva el Rey, viva el orden y la ley", dice el himno de la Guardia Civil, que sí tiene letra), y los primeros planos introducidos por el realizador de TVE-1 en el relato de conjunto muy adecuados a la temperatura emocional. En Cuatro veíamos mientras tanto una larga sesión de pressing catch, vistosa y tortuosa modalidad de la lucha libre. Es, creo yo, un deporte-basura, pero tiene la ventaja de que su violencia está falsificada y no conduce a la muerte.
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