París corona al príncipe brasileño
Kaká, que basa su éxito en sus 10 goles en la 'Champions' que ganó el Milan, supera a Cristiano Ronaldo y Messi
Antes de recoger el Balón de Oro, Kaká pidió que le prepararan una visita privada a la torre más famosa del mundo: la tour Eiffel. Tiene sensibilidad cultural Ricardo Izecson dos Santos Leite, de 25 años, hijo de un ingeniero y una maestra. Amante del arte, los libros de economía y el gospel. Mediocampista del Milan. Atleta de Cristo que, cuando se retire del fútbol, no quiere ser entrenador, sino pastor evangélico. Y apodo universal que inventó su hermano pequeño, Rodrigo, ahora central del Milan, quien, al no poder pronunciar bien el nombre de Ricardo, le llamaba Kaká. Sin saber que, años después, su hermano mayor sería elegido por 96 periodistas europeos como el mejor futbolista de 2007, por delante de Cristiano Ronaldo y Messi.
"Querría llegar a los tres premios de Cruyff, Platini y Van Basten"
Ancelotti pretende transformarlo en delantero y eso le incomoda
"Creo que he ganado por haber sido el máximo goleador en la pasada Champions [10 tantos en 13 encuentros]. Ésa es la diferencia. No hay una sensación más fuerte que la de la victoria en una final de la Champions [del Milan, su equipo, sobre el Liverpool]", explica el media punta brasileño, que atraviesa una extraña crisis en la Liga italiana. Tras empatar sin goles ante el Juventus, el Milan no ha ganado ni un solo partido en casa. Serio, educado y muy formal, Kaká disimula un conflicto que se adivina en las discusiones que ha mantenido desde que empezó la temporada con el técnico, Carlo Ancelotti. Éste está empeñado en transformarlo en un delantero, pero él se resiste: se siente incómodo de espaldas a la portería. El Milan siempre ha jugado con l'albero di Natale (el árbol de Navidad): un 4-3-2-1. ¿Qué pasa? Los tres volantes (Pirlo, Gattuso y Ambrosini) piden ayuda a los dos enganches (Seedorf y Kaká). Heredero del 10 cuando se marchó Rui Costa y peso pesado del vestuario, Seedorf se niega a perder su rango. Lo mismo que el nuevo balón de oro. Así que Ancelotti ha pensado en Kaká como punta. También, porque los delanteros escasean: Ronaldo encadena una lesión tras otra, Pato podrá jugar a partir de enero, Inzaghi ya no aguanta todo el partido y queda Gilardino. La convivencia entre el poderoso Seedorf y el tranquilo Kaká pende de un hilo.
"Cruyff, Platini y Van Basten han ganado el Balón de Oro tres veces. Ojalá pueda conseguirlo yo", suspira Kaká, futbolista único con espacios por delante. Aceleración, técnica y visión del juego en su máxima expresión. Aunque su ídolo fuera Raí, hermano de Sócrates y ex del São Paulo, Kaká es mucho más rápido, mucho más moderno. Pero también tiene su punto débil. Le fastidian los marcajes individuales. Es lo único que le hace perder los nervios: un tipo pegajoso a su lado, sin contemplaciones, como lo fue su compañero en la selección brasileña Edmilson en un choque de la Champions frente al Barça. Menos mal que el marcaje al hombre pasó a mejor vida en el calcio hace dos años.
En septiembre de 2000, Kaká se fracturó la columna vertebral al tirarse a una piscina sin suficiente calado. Tuvo suerte de no quedar paralítico. Durante la recuperación, confeccionó una lista de 11 metas que quería conseguir en su vida. Una de ellas era la Copa de Europa que ganó en abril pasado en Atenas.
El Milan estará eternamente agradecido a Leonardo. El ex jugador y directivo milanista les trajo a Kaká en 2003 por 9 millones. Leonardo le disuadió de fichar por el París St. Germain, donde el chico creía que se adaptaría mejor. Con Kaká, es la octava vez que un rossonero conquista el Balón de Oro. Antes lo lograron Rivera (1969), Gullit (1987), Van Basten (1988, 1989 y 1992), Weah (1995) y Shevchenko (2004). La Juve también colecciona ocho; el Madrid y el Barça, seis, y el Bayern, cinco.
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