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Reportaje:

Triple del Supremo a la ACB

El Obradoiro de Santiago, que juega en Regional, gana una plaza en la máxima categoría del baloncesto tras 17 años de pleitos

No es habitual que el Tribunal Supremo dirima un playoff de baloncesto 17 años después del pitido final. Y menos frecuente todavía que un club contrate detectives y pruebas de paternidad para hacerse con la eliminatoria. Todo eso tuvo que hacer el Club Amigos del Baloncesto Obradoiro, de Santiago, para lograr en los juzgados el ascenso que en 1990 le arrebató el Juver Murcia dentro de la cancha.

A la puerta del autobús, después de salir derrotado en una tensa eliminatoria a tres partidos, alguien comentó al entrenador del Obradoiro que Esteban Pérez Beltrán, el alero que los había freído desde el perímetro, era en realidad Esteban Pérez Spatazza, un argentino no nacionalizado y que, por tanto, debía ocupar plaza de extranjero. El equipo murciano había incurrido en alineación indebida y eso lo sabía bien el testigo porque el pasaporte presentaba al baloncestista como hermano suyo.

El Murcia alineó como español a un extranjero en la eliminatoria de 1990 por el ascenso

A esa carta se agarró el Obradoiro ante la Federación Española primero y luego en los tribunales para reclamar la anulación de la eliminatoria. El club desplazó investigadores privados a Argentina para seguirle la pista a la familia de Pérez y reclamó pruebas de ADN de su supuesto padre hasta que consiguió probar la alineación indebida en el Tribunal Superior de Madrid en 1994. El fallo del Supremo, ocho años después, contra el recurso federativo confirmó la trampa del Juver y emplazó a la Asociación de Clubes de Baloncesto a hacer hueco al Obradoiro.

La exigencia de un aval de tres millones de euros para jugar en la temporada 2002-03 impidió entonces al Obradoiro competir en la élite del basket español. Y sus letrados se pusieron otra vez a la tarea. Esgrimieron ante el tribunal que las condiciones para competir en la ACB debían ser las de 1990, año en que se le hurtó el ascenso.

Con 20 folios, el alto tribunal zanjó ayer la eliminatoria de hace 17 años en una dura sentencia que conmina a la ACB a incluir al Obradoiro en la máxima categoría para la próxima temporada y en las condiciones de 1990.

Los filántropos que mantuvieron el club durante década y media en categorías locales conservando su nombre, por si la Justicia resolvía a su favor, posaban ayer exultantes, cada uno con su sentencia en la mano, en una rueda de prensa multitudinaria. "Santiago debe decidir si quiere un equipo en la ACB. Ése es ahora el debate", dijo el presidente, José Antonio Docobo, con tono conminatorio a las instituciones.

El Obradoiro precisa 600.000 euros, una plantilla y, en definitiva, todo lo necesario para mudar el Club Amigos del Baloncesto en un equipo de élite. De momento, ya empezó a recibir llamadas de representantes para ofrecer jugadores. Y alguna ciudad se ha interesado en comprar la plaza. "La primera opción será siempre Santiago", confirmó Docobo.

Lejos del ruido del baloncesto y de Galicia, el entrenador que recibió la confidencia, Pirulo Fernández, brindaba ayer en Madrid por su "último ascenso".

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