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Reportaje:Quinta jornada de la Liga de Campeones

"Es el entrenador perfecto"

Jugadores y colaboradores analizan la personalidad de Wenger, el técnico del Arsenal

Caballero. Trabajador. Educado. Alegre. Observador. Sensato. Reflexivo. Así es Arsène Wenger, el entrenador del Arsenal. Nadie de los que trabajan con él, ya sean futbolistas o miembros del cuerpo técnico, le encuentra defectos. "Es una leyenda en el club. Todo lo que ha hecho en el fútbol inglés está a la vista. Sería insensato buscarle defectos", confiesa Francis Cagigao, ojeador del equipo londinense desde hace ocho años. "Es el entrenador perfecto", coinciden Edu, Reyes, Pirès y Sylvinho, que estuvieron a sus órdenes.

Cuando aterrizó en Londres, en 1996, Wenger era más o menos un desconocido para los ingleses. Once años después lo veneran. Por su juego rápido y moderno y por su apuesta por los jóvenes -el promedio de edad de la plantilla es de 23,6 años-. "Exige un fútbol rápido y de toque. Pero no le exaspera el trabajo táctico. Por lo general, no nos machacaba con vídeos de los rivales. Sólo nos ponía los mejores momentos", cuenta Edu, que vistió la camiseta de los gunners entre 2001 y 2005. El centrocampista del Valencia tiene una relación tan fuerte con el francés que, dice, cada vez que va a Londres queda con él: "La última vez pasamos la tarde juntos. Me enseñó las fotos que están en el nuevo estadio. Estaba muy orgulloso".

Pirès: "Te motiva como nadie. No te hace sentir presión. Carga él con todo"
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Pirès quedó igual de fascinado y dice que disfrutó como nadie durante seis años con el fútbol de Wenger. "Nunca he visto a un entrenador como Arsène. Tiene un estilo muy característico que lo hace único. Disfruta entrenando a los jugadores jóvenes y no es fácil ponerlos a jugar como lo hace él. Se arriesgó y la apuesta le salió bien", explica. Cygan, su compañero en el Villarreal, opina lo mismo: "Es el entrenador perfecto porque habla mucho con los jugadores y da una oportunidad a todos. En los momentos de bajón, siempre tiene la palabra correcta para todos".

Como Pirès y Cygan, Edu, Reyes y Sylvinho también pasaron por el mismo proceso de adaptación que Wenger inició hace más de una década. "Yo fui el primer brasileño en la historia del Arsenal. Me desesperaba porque, al principio, Wenger no me ponía y siempre me preguntaba qué tal la familia, si había encontrado casa y colegio, si necesitaba una empleada del hogar... Yo pensaba: '¡A ti qué te importa. Dame minutos y déjame en paz!", cuenta Sylvinho.

"Hacía lo mismo conmigo. Quería saber si estaba a gusto en el club y en la ciudad. Sabía que de eso dependería mi rendimiento", abunda Edu.

"Hablaba en francés con los franceses y en castellano con los españoles. Supongo que lo haría para que todos nos sintiéramos como en casa. Pero, si había alguien más, pasaba directamente al inglés", recuerda Reyes, quien nunca se adaptó a Londres. "No me gustaba nada, pero a Wenger le debo mucho. Es uno de los mejores entrenadores por su forma de ser dentro y fuera del campo. Su relación con los jóvenes es especial. Nunca he visto a nadie transmitir tanta confianza a unos futbolistas que se están formando. Como a Cesc, que con 20 años es el eje del equipo".

"Cuando llegué a Londres, me sentó en un despacho y me explicó lo que quería de mí. Me cautivó. Tuve la sensación de que me conocía mejor que todos los técnicos del Barça", recuerda Cesc.

"Tiene una gran constancia en el trabajo. La gente se cree que eso de manager quita tiempo al fútbol. Pero, antes que nada, es entrenador. Está todo el día en el campo, lo supervisa todo. Llega a las nueve de la mañana y se va a las seis de la tarde", subraya Cagigao.

"Cuando no está pendiente del equipo, está pensando en el rival. Y, cuando no, mirando partidos y buscando talentos", apunta Sylvinho. Bajo el mandato de Wenger, el Arsenal se ha gastado 186 millones de euros en fichajes y ha traspasado por un valor de 148.

"Es una pasada trabajar con él porque te transimite mucha confianza y sabe motivarte como nadie. Nunca te hace sentir la presión. Carga él con todo", explica Pirès. "Si cometes un error, no pasa nada. Nunca te echa broncas delante de todos", afirma Cygan. "Se límita a hacerte un par de comentarios durante la semana", sostiene Sylvinho, quien todavía hoy sigue pensando qué le diría Arséne; "creo que eso le pasa a muchos otros jugadores entrenados por él. No te deja indiferente".

"Es una persona sumamente inteligente y con una altísima capacidad analítica. Analiza muy bien y rápidamente todos los aspectos del fútbol. Reflexiona y siempre acaba encontrando la justa medida a todas las cosas", le piropea Cagigao. "Es muy observador", le hace eco Sylvinho. "A veces, tienes la sensación de que ni te mira, pero te llama y te dice: 'Eso lo has hecho mal'. Crees que no se da cuenta, pero sí", confiesa Cesc.

No hay forma de encontrarle defectos al técnico francés que en once años ha conseguido tres Ligas, tres Copas y cuatro Supercopas de Inglaterra y ha llevado al Arsenal a una final de la Champions. "Es un caballero incluso cuando se enfada. Nunca le he visto perder los papeles", comenta Edu. Pero Pires sí que recuerda ver temblar las paredes del vestuario: "Fue en Old Trafford contra el Manchester. Íbamos perdiendo por 5-1 y en el descanso nos echó una bronca monumental. No le importa tanto perder, sino que su equipo juegue bien".

Arsène Wenger, en su conferencia de prensa de ayer en Sevilla.
Arsène Wenger, en su conferencia de prensa de ayer en Sevilla.reuters

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