La nostalgia de Ronaldinho
Rijkaard cita al brasileño para Lyon y pide que le dejen en paz mientras "trabaja para volver"
Frank Rijkaard convocó ayer a Ronaldinho para el partido que el Barcelona debe jugar mañana en Lyon, penúltima entrega de la primera fase de la Liga de Campeones, y por recomendación facultativa deja en casa a Henry, aquejado de una lesión muy particular: "Molestias en la espalda y el pubis". Ni al francés ni a Oleguer, que sufre síndrome de isquiotibiales y tampoco viaja a Francia, se les vio ayer ejercitarse en el campo de La Masía. Sí lo hizo Ronnie.
Dieciséis días después de su último entrenamiento -las carreritas del sábado a puerta cerrada no computan- apareció en escena Ronaldinho, relajado, como si no hubiera pasado nada. "Sigue sorprendiéndome la capacidad de Ronnie para manejar tanta presión", le reconoció ayer un veterano empleado del club viéndole sonreír, melena al viento, en la matinal. Compareció Ronaldinho y se ejercitó suave, sin forzar, pero con aparente normalidad. Terminado el trabajo y como sucedió el viernes, su nombre apareció en la pizarra del vestuario entre los jugadores que hoy, a primera hora de la mañana, viajarán a Lyon.
El técnico prescinde de Henry y justifica que el brasileño se siente víctima de su pasado
"No he dormido. Estoy destrozado", avisó Ronaldinho al entrar el sábado en el vestuario
Ronaldinho llegó el sábado por la mañana al Camp Nou en condiciones alarmantes. Habían pasado 16 horas del control realizado el viernes y, lejos de mejorar, los parámetros que generó el test de esfuerzo y estrés muscular demostraron que el gaucho estaba hecho trizas. La prueba hizo saltar las alarmas del tensiomiógrafo instalado en el vestuario, o sea la máquina que utilizan los servicios médicos del Barcelona para controlar el estado muscular de los futbolistas profesionales.
"No he dormido. Estoy destrozado", avisó Ronaldinho al entrar el sábado en el vestuario. Tras el control hubo una reunión en la que participaron Ricard Pruna, como responsable médico, Rijkaard y el jugador y, como consecuencia, el equipo marchó al hotel y el gaucho a su casa. Sus compañeros ni le vieron hasta que ayer reapareció en La Masía, tan fresco que hizo bromas y recibió el apoyo general para las fotos.
Como siempre, fue Rijkaard quien más empeño puso en defenderle. En una entrevista concedida al programa Gol a Gol, de TV-3, dio con argumentos suficientes para salir en defensa del delantero, lo que empieza a ser una costumbre. El técnico dejó ayer una frase para la historia que resume bien la situación actual del jugador. "El problema de Ronaldinho es la nostalgia", zanjó. Exacto: nostalgia del jugador que fue y no es ahora, nostalgia del tipo que con su sola presencia alegraba el vestuario, nostalgia de una máquina de hacer dinero, nostalgia del mejor delantero del mundo.
De acuerdo con las explicaciones del técnico holandés, la gente siempre quiere ver "lo que hizo Ronaldinho en el pasado porque su juego dio ilusión y resultó fundamental para el nuevo Barça". No duda de que todo lo que gira en torno al gaucho es pura exageración: "Deberían dejarle en paz. Ser analizado día a día no le ayuda, pero tiene mentalidad para volver y está trabajando para ello", aseguró el entrenador dando por sentado que Ronaldinho se fue un día y en el Camp Nou se espera que vuelva.
Avisó Rijkaard de que no es imposible ver al brasileño en el banquillo, pero se preguntó si eso es "verdaderamente lo que necesita el equipo" y avisó: "Cuando deba pasar, pasará". Tal vez ocurra en Lyon que se dé la fotografía que se esperaba para el pasado sábado
Rijkaard negó sentirse vigilado por Joan Laporta pese a la atención del presidente de recuperar a partir de hoy la figura del vicepresidente deportivo y reorganizar su consejo con hasta ocho cambios posibles en el organigrama, como si se tratara de una remodelación ministerial. "No soy de los que chillan", afirmó Rijkaard. Variar mi manera de ser me restaría credibilidad". Tampoco está el entrenador por la labor de modificar el sistema de juego. "Los cambios traen confusión", avisó antes de considerar que otra cosa es cambiar lo que ves que no está saliendo bien. "Eso siempre lo hemos hecho", defendió.
Incapaz de defenderse solo -Ronaldinho no juega y tampoco habla-, Gaby Milito también dio ayer la cara por el brasileño. "Para nosotros, sigue siendo un jugador importante y estamos convencidos de que nos va a dar muchas alegrías", aseguró el defensa argentino, que el sábado marcó su primer gol como futbolista azulgrana.
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