El vértigo de la cima
El Villarreal, incapaz de ganar al Almería, pierde la posibilidad de ser líder por primera vez
Hay equipos a los que les entra el vértigo cuando se ven delante de una situación idílica, ante la posibilidad de dar un paso firme y responsable. El Villarreal, tal vez, padeció el mal de altura y dejó escapar la oportunidad de ser líder de la Liga española tras sus 84 años de historia y en su novena temporada en Primera. Impensablemente, lo evitó el Almería, que empató un partido trabado y sacó a relucir la peor versión castellonense. El conjunto andaluz resquebrajó el juego de toque y asociación del de Pellegrini, demasiado directo y vertical a la vez que insustancial. El arreón final no fue suficiente como en ocasiones precedentes. Tres puntos y el prestigio estaban en juego. Una losa.
VILLARREAL 1 - ALMERÍA 1
Villarreal: Viera; Ángel, Cygan, Fuentes, Capdevila; Cazorla (Mati Fernández, m. 62), Senna, Bruno, Pirès (Cani, m. 68); Nihat (Tomasson, m. 76) y Guille Franco. No utilizados: Diego López; Godín, Venta y Mavuba.
Almería: Cobeño; López Rekarte, Carlos García, Pulido, Mané; J. Ortiz, Felipe Melo, Soriano, Crusat (Santi, m. 90); Negredo (Natalio, m. 68) y Uche (Juanito, m. 61). No utilizados: Diego Alves; Ortiz, Cisma y Corona.
Goles: 1-0. M. 13. Nihat. 1-1. M. 52. Negredo.
Árbitro: Clos Gómez. Amonestó a Fuentes, Carlos García, Bruno, Ángel, López Rekarte, Juanito, Cani, Juanma Ortiz Y Cygan.
Unos 18.000 espectadores en el estadio del Madrigal.
Los números no reflejan siempre la realidad. Al Almería le cuesta marcar goles. La deducción lógica es que no se propone llegar al área contraria o, simplemente, le cuesta. No es así. Emery ha dotado de un aire fresco y alegre a un cuadro que se supone tiene que ser consciente de que tendrá que pelear mucho para continuar entre los elegidos. El conservadurismo no garantiza logros. El ser atrevido, tampoco, pero al menos resulta más loable y romántico. El Almería es valiente, pero está reñido con la efectividad. Su puesta en escena es plausible y sus formas destacables, aunque, eso sí, algo marrulleras. La lección la tiene bien aprendida. Cuando pierde el esférico, intenta de todas formas que su rival no lo tenga tampoco aun con actos dudosamente reglamentarios.
El problema del Almería es el de muchos: la calidad para ejecutar el último pase, la tranquilidad para definir el instante decisivo. Todo lo contrario que el Villarreal, que se siente cómodo con el balón; en el que nadie tiembla con él en los pies, que todos se ofrecen, que cualquiera asume responsabilidades aunque en ocasiones nada salga. Y que tiene pegada, lo que diferencia al vulgo de la nobleza.
Que el fútbol es un estado de ánimo es algo plenamente sabido. Y el Villarreal posee en la actualidad jugadores tocados por la divinidad. Nihat es uno de ellos. Todo lo que toca últimamente lo convierte en gol. En Turquía le quieren canonizar. Dos goles en sendos partidos del ex de la Real Sociedad ante Noruega y Bosnia han dado la clasificación a los otomanos para la Eurocopa de Suiza y Austria. Ayer, Nihat volvió a mojar antes del primer cuarto de hora tras una magnífica jugada de Guille Franco otro de los jugadores que ha experimentado una metamorfosis positiva difícil de explicar.
El gol no achantó al Almería, que intensificó más si cabe su presión, convencido de poder revertir la situación. En actitud, el conjunto andaluz se gana el jornal. El encuentro derivó entonces en un ejercicio áspero, lleno de fricciones, de pocas luces, feo de ver e incierto de pronosticar. Se acrecentó la sensación tras iniciarse la segunda mitad, cuando Negredo, el delantero criado en la cantera del Madrid, establecía el empate en el marcador y dejaba atrás la sequía del Almería, que llevaba cuatro partidos sin marcar ningún gol. Con la igualada, el conjunto andaluz siguió atosigando al Villarreal. Pero Emery mandó un mensaje contradictorio a su equipo al retirar a Uche, un delantero, por Juanito, un centrocampista de contención. El empate le valía al Almería. Para el Villarreal, fue insuficiente.
"Vinieron a enredar", se lamenta Pellegrini
Manuel Pellegrini no escondió su disgusto por la ocasión perdida de alcanzar el liderato. Habitualmente con pose y apariencia flemática, el técnico chileno mostró su disconformidad con la actitud del Almería y, a su entender, la permisividad del árbitro -"el peor que ha pasado por El Madrigal"- con las armas empleadas por el contrincante.
"Vinieron a enredar el partido. Cometieron pequeñas faltas con la complacencia del árbitro, que no influyó en el resultado, pero sí en el desarrollo del juego", se quejó Pellegrini del planteamiento del Almería.
El entrenador del Villarreal quiso restar importancia al ser líderes a pesar de la ilusión de los jugadores y de la afición. "Todo el mundo tenía esa esperanza. Pero se tiene que reflejar en la cancha, lo que no hicimos, ya que el Almería, con sus armas, lo impidió", argumentó Pellegrini, que intentó ver la parte positiva del tropiezo. "No fuimos capaces de ganar, pero seguimos los segundos. No tenemos la sensación de haber perdido dos puntos", concluyó.
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