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El fiscal solicita la absolución del arzobispo de Granada en el juicio

El primer proceso de la historia a un prelado español queda visto para sentencia

Javier Martín-Arroyo

La Fiscalía reiteró ayer su petición para absolver al arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, en el juicio en su contra por presuntas injurias, calumnias, coacciones y acoso moral a un sacerdote, y que quedó visto para sentencia. El Ministerio Público ya había solicitado el archivo de la querella, pese a lo cual el Juzgado de Instrucción 1 de Granada decidió la apertura del juicio oral. El fiscal calificó ayer el polémico proceso como "insólito y único", y argumentó que la actitud del prelado sólo responde a "una actitud disciplinaria dentro de una organización que en ningún caso pudiera valorarse en la jurisdicción penal".

El abogado del arzobispo considera que la querella está "infundada"
La acusación estima que el supuesto acoso está cercano al mobbing laboral

El fiscal destacó ante el juez Miguel Ángel Torres que ninguna de las pruebas practicadas, ni los testimonios aportados en el caso demuestran la culpabilidad de Martínez, de quien dijo ha podido sentir "el acoso, la vejación y la humillación", al convertirse en el primer prelado español en la historia que afronta un juicio. "Todas las medidas emprendidas por el arzobispo fueron llevadas a cabo con legalidad, en uso del ordenamiento canónico y con posibilidad de defensa del sacerdote", defendió el fiscal.

El abogado del arzobispo criticó que la querella está "infundada" y motivada por "intereses manifiestamente impuros", que expresan la deslealtad del cura respecto a su Iglesia. El arzobispo reclamó su inocencia tras elevarse a definitivas las conclusiones: "No he querido hacer daño a nadie y sólo buscaba gobernar bien la Iglesia", alegó.

El deán de la catedral, Sebastián Sánchez, declaró por la mañana como testigo de la defensa para criticar la actitud del sacerdote querellante: "Si hubiera obedecido, seguiría como sacerdote. Si un clérico se rebela ante su arzobispo, pueden venir apariencias de coacciones". El cabildo arguyó que la publicación del libro sobre la catedral, coordinado por Martínez Medina y cuya paralización motivó su enfrentamiento con el arzobispo, fue apoyada por el Cabildo, pero que éste quería evitar que el libro fuera propiedad de Cajasur. Sánchez explicó que el Cabildo acordó no prorrogar el convenio marco con la caja de ahorros porque entendía que "limitaba por completo su autonomía".

Entre otros testigos, el ex vicario Miguel López, defendió la autonomía del prelado para destituir sus cargos de confianza sin dar explicaciones y recordó que el sacerdote le debía obediencia al arzobispo: "Tenía una ocasión de oro para vivir en paz".

Por su parte, la acusación particular, que pide una multa de casi 50.000 euros, ha advertido de que el acoso que imputa a Martínez está muy cercano al "mobbing" laboral. Durante la vista, una perita psicóloga aportó un informe del ex canónigo que pone de manifiesto cómo éste presenta una "sintomatología compatible con el acoso laboral".

Una pugna nacida del conflicto con Cajasur

La causa judicial que ha sentado en el banquillo al arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, nace del enfrentamiento abierto que mantuvo éste con el ex presidente de Cajasur, Miguel Castillejo. Las desavenencias entre el prelado y el ex canónigo que le acusa ahora de varios delitos, Javier Martínez Medina, tienen su origen en la vinculación del segundo con Cajasur, la entidad que financiaba la mayoría de los proyectos culturales del Arzobispado de Granada.

El actual arzobispo intentó romper todos los vínculos con la caja de ahorros cordobesa y con las personas vinculada a ésta. Así, uno de sus primeros pasos fue paralizar el libro de la Catedral y destituir como archivero al sacerdote Martínez Medina.

El arzobispo fue la única autoridad de la Iglesia que censuró con claridad la actuación del presidente de la caja. En una nota pública de 2002, Martínez reprochó a Castillejo la "escandalosa" póliza de 2,9 millones de euros que le garantizaba una renta vitalicia; le acusó de "intoxicar" de forma permanente y denunció sus "pactos" con el PP. El obispo censuró que Castillejo se echara en los brazos del PP y abriera una crisis en las relaciones de la caja con la Junta y la Diputación de Córdoba. El cisma alcanzó gruesos calificativos. El obispo aseguró que el comportamiento de Castillejo era "moralmente reprobable", le acusó de cometer un "abuso" y una utilización alternativa del Derecho que "excita y justifica el odio a la Iglesia".

En esta guerra pública resultó ganador Castillejo, ya que Martínez fue ascendido a arzobispo de Granada tras las presiones del ex presidente de Cajasur en el Vaticano para recabar apoyos, y reunirse en Madrid con el nuncio del Papa, Manuel Monteiro de Castro. Posteriormente, Martínez paralizó el museo catedralicio, financiado por Cajasur, y el libro sobre la catedral, que devino en el supuesto acoso por el que ahora es juzgado.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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