La cara académica del XIX

El Museo de Bellas Artes de Bilbao conserva en su colección un total de 5.692 obras sobre papel, de las que más de 400 fueron realizadas a lo largo del siglo XIX. Entre dichos fondos han sido seleccionadas las 74 piezas que integran la exposición Dibujos, grabados y acuarelas. Siglo XIX. De Goya a Benlliure, que ayer fue inaugurada y permanecerá abierta al público hasta el próximo 17 de febrero. Su comisario, Javier Novo, explicó que la muestra presenta las obras "más académicas, de formas más arraigadas" de su colección de dibujos, acuarelas y grabados, piezas sobre papel que no pueden exponerse de forma permanente debido a la fragilidad del soporte.

Los límites cronológicos de la exposición vienen marcados por los grabados de Francisco de Goya (Fuendetodos, Zaragoza, 1746-Burdeos, 1828) al comienzo del siglo y las obras de Mariano Benlliure (El Grao, Valencia, 1862-Madrid, 1947) en el cierre del recorrido por el XIX. Benlliure vivió hasta mediados del siglo XX, pero encarnó hasta el final el espíritu decimonónico y académico que domina toda la muestra. En un discurso pronunciado en 1901, recordó Novo, el artista valenciano se declaró contrario al "anarquismo en el arte".

La fragilidad del soporte no permite mostrar las piezas de forma continua

El Bellas Artes bilbaíno posee dos centenares de grabados de Goya, pero para esta presentación ha elegido sólo tres ejemplos: los primeros de las series Los caprichos, Los desastres de la guerra y La tauromaquia. A partir de estas obras, se suceden en la exposición otros cinco grabados, 20 acuarelas y 46 dibujos. Son piezas realizadas por Rosa Bonheur (Burdeos, 1922-Thomery, 1899), Juan Barroeta (Bilbao, 1835-1906), Mariano Fortuny (Reus, Tarragona, 1838-Roma, 1874), Eduardo Zamacois (Bilbao, 1841-Madrid, 1871) y Anselmo Guinea (Bilbao, 1855-1906), entre otros autores. Novo destacó que en el siglo XIX los avances en los procesos de producción extendieron el uso del papel y el desarrollo de las técnicas de grabado y estampación. El grabado ascendió de categoría, de medio de reproducción a obra de creación, mientras que la acuarela se consolidó como un género independiente.

En el siglo XIX proliferaron en los círculos artísticos los álbumes de recuerdos, que en ocasiones se iban alimentando a lo largo de la vida con diversas notas y objetos tan dispares como partituras, poemas, autógrafos y dibujos. Así fue, por ejemplo, el que perteneció a Julio Enciso, actuario de un juzgado de Bilbao y miembro activo de los foros culturales de la época. La exposición De Goya a Benlliure muestra el contenido del álbum de Enciso y descubre la amistad que le unió a músicos, escritores y artistas como Benlliure o Anselmo Guinea.

Antes de abordar la muestra, el museo de la capital vizcaína catalogó y mostró en una exposición más de medio centenar de estampas de sus fondos realizadas por Carlos de Haes (1826-1898), el renovador del género del paisaje en la pintura española.

Los proyectos inmediatos de investigación de los fondos del siglo XIX continuarán con la catalogacíón de 112 obras sobre papel del artista bilbaíno Roberto Laplaza.