El patio
La hora de la siesta televisiva tiene rituales: uno no sabe -y no importa mucho- si está en el Tomate (Tele 5), en Sé lo que hicisteis... (La Sexta) o en el serial. Dramas, rivalidades, amores, mentiras, fantasías, Farruquitos, las Campos, Mar Flores, Belén Esteban, Jorge Javier, Patricia Conde, Peñafiel... conforman un potaje uniforme de genuina adormidera. El runrún repetitivo de los chismes, rumores, insinuaciones, maledicencias, es auténticamente hispano: la tele, a esa hora, es patio de vecinos, una actualización light del folletín y una esforzada aportación autóctona a la empanada audiovisual de la aldea global.
Todo parece trascendente pero nada lo es: éste es el requisito para una buena siesta. Ni siquiera los estrambotes del Rey y el venezolano Chávez o los dibujantes de la revista El Jueves alteraron ese martes -y 13- la habitual rutina. Hasta que ¡saltó la bomba! Los primeros que repararon en que el artefacto estaba listo fueron Ana y Boris en Channel nº 4 (Cuatro). Sin aspavientos, citando la fuente -La Vanguardia digital- y la confirmación de La Zarzuela, informaron de la separación de los duques de Lugo. Los de Cuatro, ellos solos, dispusieron de más de treinta minutos hasta que las otras teles reaccionaron. Ah, amigos: menuda tarde, y noche, se preparaba.
Antena 3 improvisó a media tarde su comité de sabios dirigido por Cantizano y con la excelsa María Patiño como ariete de campo: ¡qué horror, no hay comunicado, lo da un periódico catalán! ¡Algo gordo ha tenido que pasar! ¡No, todo el mundo lo sabía! ¿Qué pasa con la familia real? Como si se tratara de una crisis de Estado, Antena 3 y Tele 5 convocaron a su legión de expertos hasta las dos de la madrugada: el patio de vecinos, sin rubor, pasó de lo privado a lo público, de la exégesis a la profecía, del sexo de los ángeles a la ¡crisis de la monarquía! Todo muy subliminal. Lógico. Aquí, a tirar la piedra y esconder la mano lo llaman análisis.
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