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Arranca con contradicciones el juicio al hostelero acusado de matar a su suegra

Una hija de la víctima afirma que el acusado conocía la caja fuerte familiar

Pedro Gorospe

Virginia, la hija más joven de Pilar Achaerandio se echó a llorar al recordar el momento en el que encontró a su madre muerta en una de las habitaciones de su casa, junto a la caja fuerte. Tenía un golpe en la cabeza y había mucha sangre a su alrededor. Fue un momento especialmente de su declaración, que paso a paso contradijo aspectos básicos de la declaración del hostelero Ramón Talegón, marido de su hermana y acusado del crimen.

"No puede decir que no sabía de la caja fuerte porque la usó varias veces"

Era un juicio esperado en la capital alavesa. La vista comenzó ayer en la Audiencia Provincial de Vitoria, quince meses después de un asesinato que conmocionó a la ciudad. Se produjo en plenas fiestas de La Blanca, el 6 de agosto de 2006, la víctima tenía 75 años y era conocida en círculos empresariales de la ciudad. El presunto asesino y principal acusado es una persona popular en el Casco Viejo, tanto por su actividad como dirigente de la asociación de vecinos del barrio, como porque regentaba un asador en la zona. El fiscal le imputa por un delito de asesinato y otro de robo con violencia y le pide 22 años de prisión. La acusación privada pide 25 años de cárcel y la defensa solicita la libre absolución.

Contra Ramón Talegón pesan sus contradicciones en las declaraciones sucesivas ante la policía y el juez. Pero fue detenido y definitivamente acusado cuando la Ertzaintza encontró en el asador 1.950 euros en billetes, algunos de ellos impregnados con sangre de la víctima, según confirmaron las pruebas de ADN realizadas. Al principio Ramón dijo que no había estado en el domicilio de su suegra el día del asesinato. Sin embargo cuando la policía le apretó, confesó que el dinero lo encontró dentro de un trapo blanco abandonado en la escalera del edificio donde vivía la madre de su mujer, al mismo día en que fue asesinada. Talegón fue filmado por unas cámaras de seguridad cercanas al portal. La camisa de color naranja que llevaba aquella mañana no ha sido encontrada. Un par de horas después de la grabación de las cámaras de videovigilancia, llevaba una camisa blanca.

Ayer, durante la primera jornada de la vista oral, Ramón Talegón mantuvo su tesis. Fue al domicilio para ofrecer ayuda a su suegra. Se iba a prestar a cuidar al marido de la víctima que sufría de alzheimer. Sin embargo, llamó y llamó al timbre pero nadie respondió y no pudo entrar, declaró.

El acusado negó conocer la ubicación de la caja fuerte en la casa de la víctima. "El propio Ramón había guardado en la caja fuerte de mi madre las recaudaciones del asador. No puede decir eso, porque la había usado varias veces. Sabía perfectamente dónde estaba", le contradijo Virginia. También afirmó que su madre le había revelado que le prestó 18.000 euros en dos veces, "a pesar de que no se creía las razones que le daba para pedírselo".

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Virginia manifestó que, no obstante la mala impresión de su madre, ésta no quiso contarle el episodio a su hermana mayor, la esposa de Talegón, para no hacerle sufrir, y decidió esperar a agosto, fecha en que se había comprometido a devolverle el dinero. Ese mes fue asesinada.

El fiscal está convencido de que la mala situación económica del hostelero, que había intentado vender el asador y tenía deudas, le llevó a cometer el crimen. Talegón debía más de 38.000 euros, según el sumario, y era avalista de un crédito de 36.000. La puerta del domicilio no fue forzada.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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