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Crónica:12ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Provindencial Pavone

Cúper rompe el plan a Víctor

Una verdad, aunque mala, resultó más determinante que una excelente presunción. El Betis se impuso ayer por el realismo con el que sus profesionales ejecutaron su trabajo. Y porque se lo permitió el Zaragoza, que se desenvuelve sobre el campo con una suficiencia que se le supone pero no llega a hacerse carne.

Héctor Cúper diseñó un equipo que le permitiera protegerse de las acciones del contrincante y así esperar a que le llegara una oportunidad de soltar el brazo. No hay más cera que la que arde y el Betis es un equipo construido en el delirio, sin especialistas, en el que a los acompañantes les queda interpretar los solos. La manera de afrontar los partidos es prácticamente lo único que pueden decidir los verdiblancos en el desarrollo de un partido. Ayer el Betis controló el partido a base de brega y ganas. Y su público se lo premió con todo el aliento que necesitó.

BETIS 2 - ZARAGOZA 1

Betis: Ricardo; Damià, Juanito, Lima, Vega; Rivera (Xisco, m. 46), Somoza, Juande (Arzu, m. 46), Caffa (Pavone, m. 73); Edu y Sobis. No utilizados: Doblas; Ortiz, Babic y Fernando.

Zaragoza: César; Diogo, Herrero, Ayala (Goñi, m. 72), Paredes; D'Alessandro (Gabi, m. 84), Luccin, Zapater, Óscar; Milito y Sergio García (Aimar, m. 59). No utilizados: López Vallejo, Valero, Celades y Oliveira.

Goles: 0-1. M. 34. D'Alessandro, de saque de falta. 1-1. M. 81. Pavone se cuela en el área y supera a César. 2-1. M. 90. Pavone, con el pecho.

Árbitro: Megía Dávila. Amonestó a Luccin, Juanito, Vega y Diogo.

40.000 espectadores en el Ruiz de Lopera.

El Zaragoza tan sólo buscaba los puntos en el encuentro. No le pareció el momento a Víctor Fernández de ir más allá. La calidad individual de algunos futbolistas quedó evidente, pero con un regusto a impostura. La capacidad de toque y combinación de los zaragocistas tan sólo fue un instrumento para matar el partido. D'Alessandro adelantó a su equipo con un gol de saque de falta. Parecía entonces que lo que tocaba era que el Betis se desplomara estrangulado por sus fantasmas. Pero no lo hizo, siguió haciendo lo que es capaz de hacer, mientras sus contrincantes ni se tomaban el esfuerzo de intentar afianzar su ventaja. Y le tocó el turno a Cúper. El técnico verdiblanco metió en el campo a Pavone nada más enterarse de que un joven del filial sustituiría a Ayala. El ariete argentino aprovechó el cerco al área de César y se comió al defensor en los dos goles que le robaron el triunfo al Zaragoza.

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