Dos estrellas chocan y estallan
Los astrónomos que observaron una gran explosión, el año pasado, en una galaxia situada a unos 300 millones de años luz de la Tierra, interpretaron que se trataba de una supernova como otras ya conocidas: el estallido de una estrella enana blanca -en realidad, el residuo compacto de un astro como el Sol que ha agotado su combustible- que se ha ido tragando gas de una estrella compañera hasta explotar ella misma.
Sin embargo, algunas propiedades de esta SN2006gz hicieron sospechar a unos científicos del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, y se pusieron a investigar la supernova más a fondo. Las sospechas estaban fundadas, ya que Malcolm Hicken y sus colegas han descubierto que lo que produjo el titánico fogonazo de SN2006gz fue la colisión y explosión de dos enanas blancas gemelas que estaban en órbita una de otra y se fueron acercando hasta chocar.
El fenómeno había sido considerado teóricamente, pero nunca observado en el universo. "El hallazgo demuestra que la naturaleza puede ser más rica de lo que sospechamos, con más de una manera de hacer que las enanas blancas exploten", ha comentado Hicken en Physorg.
La huella del hidrógeno o su ausencia en el espectro de luz de la explosión es la primera pista que siguen los astrónomos para catalogar las supernovas en grupo I -una enana blanca que se traga la materia de una estrella compañera hasta reventar- y grupo II -estrella muy masiva y de vida corta que colapsa cuando ha consumido su combustible y explota-. En las del grupo II se detecta la huella de hidrógeno; en las del grupo I, como SN2006gz, no.
Así, esta supernova era obviamente del grupo I, en concreto del tipo Ia, pero Hicken y sus colegas (que publican su descubrimiento en The Astrophysical Journal Letters), identificaron también las huellas -y muy marcadas- de carbono y de silicio en la materia que lució en el estallido. La presencia de estos elementos en las capas de materia de las enanas blancas que salen disparadas en la explosión es una característica clave predicha en los modelos teóricos del mecanismo de colisión y explosión de dos de estos cuerpos.
El descubrimiento de Hicken y sus colegas es, además, un aviso de cautela para los cosmólogos que usan las supernovas Ia como indicadores de distancias en el universo. Con ellas se descubrió hace unos pocos años la aceleración de la expansión del universo, pero el nuevo mecanismo de choque de dos enanas blancas como origen de una supernova indica que no todas las Ia son iguales y, por tanto, pueden inducir a error en esas medidas de distancias cósmicas.
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