El Levante es un chollo
El Villarreal baila con facilidad a un rival que no levanta cabeza
No es que el Villarreal realizara ayer un acto sublime de fútbol. Simplemente no halló oposición en un Levante que va camino de récord. Negativo, por supuesto, consecuencia lógica de una plantilla confeccionada con mal gusto. En su aterrizaje en la Liga, De Biasi acumula unos registros espantosos. Y al ritmo que lleva, el club valenciano va a tener tiempo de sobra para planificar la temporada próxima en Segunda División. En la noche de la Halloween, el Levante se pasó el encuentro persiguiendo fantasmas ante un Villarreal pulcro y galante, como en él es habitual. Claro que esta vez tenía enfrente a un simulacro de equipo.
Se quiera o no, las diferencias en la clasificación las marcan el hacer de los jugadores sobre el campo. El Levante, tres minutos después de dar comienzo el encuentro, no había comprobado aún si el esférico estaba duro o blando y ya iba por detrás del marcador. Hay equipos que flojean en un determinado aspecto en el global del juego. El justo medio, el equilibrio entre la defensa y el ataque, hace de un conjunto bueno o malo. El Levante no domina ninguna faceta del juego. Ni la defensa, ni el ataque, ni el juego entre líneas. Los jugadores están desesperados y los técnicos no saben dónde meterse. Y su posición en la tabla no es más que un fiel reflejo de lo que acontece en el tapiz. Que te marquen dos veces en sendos lanzamientos de falta laterales resulta esclarecedor de lo ruinoso que resulta el grupo azulgrana.
VILLARREAL 3 - LEVANTE 0
Villarreal: Viera; Ángel, Cygan, Fuentes, Capdevila; Cazorla (Venta, m. 83), Senna (Mavuba, m. 72), Bruno, Matías Fernández; Rossi y Guille Franco (Nihat, 60). No utilizados: Diego López, Godín, Pirès y Tomasson.
Levante: Storari; Manolo (Rubiales, m. 46), Álvaro, Cirillo, Descarga; Juanma (Saúl, m 72), Tomassi, Miguel Ángel, Courtois (Javi Fuego, M. 72); Riga y Geijo. No utilizados: Kujovic, Ettien, Berson y Serrano.
Goles: 1- 0. M. 3. Guille Franco marca tras falta botada por Senna. 2- 0. M. 15. Rossi, de penalti a Cazorla. 3- 0. M. 38. Cygan remata una nueva falta sacada por Senna.
Árbitro: Pérez Lasa. Amonestó a Miguel Ángel, Cirillo y Manolo.
Unos 12.000 espectadores en El Madrigal.
Al cuarto de hora, el conjunto amarillo ya mandaba con dos goles de ventaja
Los equipos menores suelen construirse a partir de un buen sistema defensivo. Tal vez por ello, el Levante ha puesto su confianza, destituido Abel Resino, en De Biasi, un técnico italiano, para que dé consistencia a un grupo excesivamente blando en defensa y obtuso en ataque. Los 20 goles encajados hasta ayer no son producto de ninguna casualidad. El ex preparador del Torino ya preparó la cama antes de la cita de anoche, advirtiendo que el Villarreal no es un rival de su Liga. Ni, al parecer, del mismo mundo tampoco. Las jornadas pasan y, o cambia de manera radical, o el Levante no se salva ni visitando con frecuencia el santuario de Lourdes.
Pronto se dio cuenta el Villarreal que ayer tocaba divertirse. Su máxima preocupación debía centrarse en no recibir alguna patada producto de la desesperación del condenado. Nada como un contrincante amigo para aliviar la pena de la derrota sufrida en Zaragoza tres días atrás. Al cuarto de hora de dar comienzo el choque, el grupo de Pellegrini ya contaba con dos goles a favor. El primero, por mediación de Guille Franco al adelantarse a la defensa azulgrana, que se quedó mirando y aplaudiendo la acción. Jugada que se repitió en el tercer gol, con Cygan de finalizador.
Entre las buenas noticias que rodean al Villarreal en el arranque de esta temporada está la aportación de Guille Franco. El delantero argentino, nacionalizado mexicano, ha tardado año y medio en hacer méritos para actuar en el dulce Villarreal. Que Pellegrini deje en el banquillo a Nihat y Tomasson resulta sintomático. Franco ejerce de referencia válida en el ataque castellonense, mientras la movilidad de Rossi y la extraordinaria técnica y creatividad de los centrocampistas hacen fácil lo aparentemente difícil. Anoche, en la medular del Villarreal se situaron Cazorla y Matías Fernández, que jugaron como si lo hiciesen en el patio del colegio. En la suplencia quedó Pirès y Cani en la grada. Hubiese dado igual los cromos que utilizara Pellegrini. El Levante es un suave pastelito para cualquiera a estas alturas. Mucho más para un Villarreal que se encontró con una pachanga oficial que le redimió de su último tropiezo.
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