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El caos de las infraestructuras

Descartado El Prat como estación provisional del AVE

Fomento reemprende la inyección de mortero en el subsuelo de Bellvitge

Se acabó la polémica: los alcaldes de Barcelona y El Prat convencieron ayer al secretario de Estado de Infraestructuras, Víctor Morlán, de que El Prat no debe ser el final provisional de la línea de alta velocidad. La tesis apadrinada, sobre todo, por el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, y el de El Prat, Lluís Tejedor, acabó por imponerse y así lo expresó Morlán en la reunión a la que asistieron también representantes del Gobierno catalán y de la empresa pública ferroviaria Adif.

El secretario de Movilidad de la Generalitat de Cataluña, Manel Nadal, descartó de pleno que la estación situada junto a la nueva de Cercanías en El Prat esté en condiciones de acoger los trenes del AVE hasta que la alta velocidad llegue definitivamente a Barcelona. Nadal hizo estas declaraciones tras la reunión que cada lunes mantiene con los integrantes del Centro de Cooperación de Operaciones Ferroviarias (Cecof), en el que también participan el Ministerio de Fomento y las administraciones locales.

La posibilidad de que los trenes pararan provisionalmente en El Prat fue una sugerencia del Ministerio de Fomento para que los trenes que parten de Madrid y que ahora terminan en Tarragona pudieran llegar hasta casi la ciudad de Barcelona, donde se supone que tendrá su mayor demanda.

En El Prat hay ahora una estación de Cercanías nueva y, justo al lado aunque aún en construcción, está la que acogerá el tren de alta velocidad. Puede que ahora no, pero allí está previsto que paren algunos trenes de alta velocidad. Otros se desviarán hacia el aeropuerto, donde ya está horadado el cajón que deberá acoger a la estación, aunque no se ha perforado el túnel.

El problema que plantean quienes han rechazado la opción de El Prat es de tipo operativo: no dispone aún de conexión con el metro. La tendrá, pero faltan al menos tres años para ello, si no hay retrasos. La única conexión masiva con Barcelona serían los trenes de Cercanías, que no van especialmente sobrados de espacio. Hay no lejos una línea de autobuses, pero se trata de una línea urbana, muy poco adecuada para quien acarrea maletas. Cabe el taxi o establecer servicios de autocares directos a Barcelona. El problema es que no hay, al menos de momento, un espacio adecuado para que aparquen estos vehículos. Tampoco hay aparcamiento para coches privados.

El abandono de la idea de El Prat coincidió ayer con el reinicio de las obras, sobre todo las destinadas a reforzar el firme que soporta las vías de Cercanías en la zona de Bellvitge. Adif ha incorporado a diversas empresas especializadas. Una de las tareas que se están realizando es el inyectado de mortero en los posibles huecos hasta una produndiad de unos ocho metros, al tiempo que se refuerzan las traviesas de la vía. También siguen los trabajos en Ferrocarrils de la Generalitat, donde se han instalado pilastras metálicas que soporten el techo del túnel.

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Una estación metropolitana

La estación que se construirá en El Prat del Llobregat tiene voluntad metropolitana, es decir, pretende ser la estación del Baix Llobregat, la segunda comarca en población e industria en Cataluña, pero también de las poblaciones de Garraf y, en general, de las comarcas del sur de Cataluña y, por qué no, de las del norte que se dirijan al aeropuerto. De hecho, cuando el Gobierno de CiU presentó el proyecto la denominó terminal cero. El entonces consejero de Política Territorial, Felip Puig, anunció que se instalarían en ella puntos de facturación, de modo que los pasajeros irían luego hasta el avión con las manos menos llenas. El tripartito convocó un concurso de ideas y el proyecto vencedor diseña una estación de inspiración italiana denominada Campo dei miracoli ('Campo de los milagros'). Un argumento fue especialmente esgrimido por los alcaldes metropolitanos. Quien crea en la gran Barcelona debe aceptar que no todo lo bueno debe estar en la ciudad central: por ejemplo, la principal estación de trenes.

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