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Crónica:Novena jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Camp Nou se aburre de Ronaldinho

Messi reactiva al Barça, que gana al Almería con dos goles polémicos

Ramon Besa

Un gol tan afortunado como antirreglamentario y un penalti en una jugada que no pareció falta resolvieron a favor del Barça un partido tan bien jugado como mal rematado por el Almería. La actuación del árbitro tuvo más incidencia en el encuentro que la intervención de Henry y sobre todo de Ronaldinho. Aunque marcó, el francés creó más suspense con sus gestos y sus remates fallidos que con su fútbol, una situación preocupante si se atiende a que el entrenador había diseñado el partido para que se reivindicara. Peor le fue al brasileño, tan dimitido que fue sustituido como de costumbre con la contienda todavía muy abierta. Retirado el gaucho, sustituido por Messi, los azulgrana sentenciaron al tiempo que Henry disparaba más a portería en un cuarto que en una hora, signo evidente de la hipoteca que supone últimamente la presencia del brasileño.

BARCELONA 2 ALMERÍA 0

Barcelona: Valdés; Zambrotta, Puyol (Márquez, m. 46), Milito, Abidal, Touré Yayá (Gudjohnsen, m. 64), Xavi, Iniesta; Giovani, Henry y Ronaldinho (Messi, m. 74). No utilizados: Jorquera; Sylvinho, Oleguer y Bojan.

Almería: Cobeño; Bruno, Carlos García, Acasiete, Mané; Felipe Melo (Corona, m. 64), Juanito, Soriano (Aitor, m. 74), Crusat, Juanma Ortiz (Ortiz, m. 57) y Negredo. No utilizados: Diego; López Lekarte, Pulido y Kalu Uche.

Goles: 1-0. M. 38. Henry aprovecha un rechace de la defensa tras una jugada de Giovani. 2-0. M. 80. Messi, de penalti.

Árbitro: Ayza Gámez. Amonestó a Juanito, Milito, Cobeño, Bruno y Abidal.

Camp Nou: 79.253 espectadores.

La actuación del árbitro tuvo más incidencia que el brasileño y Henry
Messi es el único que hoy tiene regate, provoca emoción y despierta entusiasmo
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El problema ya no es la actuación de Ronaldinho, desfondado y superado por las exigencias del equipo y el papel de número uno, sino la manera en que su presencia condiciona la alineación y el juego. La cosa se puso otra vez tan fea que a Rijkaard no le quedó más remedio que corregirse sobre la marcha y cambiar al delantero, expuesto de nuevo a la opinión de la hinchada, que se dividió ante la retirada del gaucho. Unos pitaban y otros aplaudían cuando Messi, apenado, besaba la mejilla de Ronaldinho, cobarde en su juego y ausente cuando tocaba ayudar al equipo, que remó contracorriente, aliviado sólo por la falta de pegada del Almería. Ronaldinho quedó bien retratado.

Reservado Messi, al que Rijkaard guardó como recurso infalible en caso de apuro, circunstancia que expresa la inseguridad del grupo azulgrana, el partido y el adversario ofrecían a Ronaldinho la posibilidad de reivindicarse. No hubo manera. Juega el Barça sin corriente cuando alinea a Ronaldinho y acelera en cuanto desaparece el brasileño y, sobre todo, sale a escena Messi, el único que hoy tiene regate, provoca emoción, despierta entusiasmo y contagia su determinación al equipo.

Ausente Messi y lesionado Deco, dos jugadores directos y de fútbol agresivo, el Barça permitió que el Almería tuviera una buena presentación. Jugó el equipo de Unai Emery muy junto y de manera organizada y solidaria, estirado en las transiciones por la velocidad de Crusat y Negredo. Ni siquiera la reaparición de Touré, imperial como medio centro, facilitaba la línea de pase para los dos volantes, Xavi e Iniesta, neutralizados por la presión forastera. No había forma de que los azulgrana crearan situaciones de superioridad.

El Almería fue más equipo que el Barcelona, o cuanto menos armó mejor el juego, aliviado por la falta de presión de los delanteros azulgrana, que no rompían ni por dentro ni por fuera, desconectados de los medios, sin espacio ni posibilidad de dar velocidad a la pelota. La jugada inicial fue especialmente reveladora: recibió Ronaldinho de espaldas, puso el culo como escudo protector, y su marcador le rebanó la pelota para armar una contra que no acabó en remate por un dedo. No podía Ronaldinho, no aparecía Henry y los medios, excesivamente conductores, masticaban en exceso la jugada. Tuvo suerte el Barça porque se encontró con un gol de regalo. Touré recuperó, profundizó para Giovani, quien provocó la salida del portero, el rechace y el remate de Henry en una situación de fuera de juego porque entre el francés y la portería sólo mediaba un rival.

El gol avaló la faena de Touré en el quite y entrega del balón y la profundidad de Giovani. El excelente sentido del juego colectivo del Almería quedó dinamitado por una maniobra avalada por el árbitro. El partido, sin embargo, continuó tan discutido como al inicio, con el Almería de protagonista y el Barça a la expectativa, hasta que reapareció Messi. Su juego fue un alivio para el Barcelona al mismo tiempo que el árbitro pitaba siempre en contra del Almería en caso de duda. No señaló un posible penalti en el área de Valdés y marcó otro en la de Cobeño. Un alivio para un Barça monótono y aburrido, tan falto de jugadores como de fútbol, víctima de sus expectativas y grandilocuencia. El trato de grande sólo se lo concedió el árbitro.

El Barcelona se impone al Almería con dos polémicos tantos. Henry, en posible fuera de juego, marcó el primero. Messi hizo el segundo tras un dudoso penalti.Vídeo: CNN+

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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