Rato / Segunda parte
Cuando Rodrigo Rato cruce el miércoles por última vez el umbral del número 700 de la calle 19 de Washington, sede del Fondo Monetario Internacional (FMI), y se introduzca en su senatorial limusina Lincoln estará cerrando lo que él presenta como el capítulo definitivo de una vida política que comenzó en el año 1979, la mañana en que Ramón Rato, su padre, lanzó la chequera sobre la mesa de su amigo Manuel Fraga y le dijo: "Manolo, mi chico quiere ser diputado".
¿Capítulo definitivo o inicio de una segunda parte? Hay quien no se cree que Rato abandone la política, especialmente en el PP, donde tiene tantos enemigos como aliados. Un PP en plena, aunque oculta, guerra de sucesión. EL PAÍS recorre en un amplio reportaje los vericuetos, políticos y personales, del retorno de Rato.