"Benítez va a matarse suavemente"
La prensa inglesa arremete contra el técnico del Liverpool
"The Kop es historia". Una pancarta con un mensaje premonitorio esperaba al Liverpool el miércoles pasado en el estadio del Besiktas. Un día después, con el equipo de Gerrard derrotado (2-1) y a seis puntos del Olympique de Marsella, líder de su grupo en la Champions, el mensaje de la afición turca encontró aliento en la prensa inglesa y en su carga contra Rafael Benítez, el entrenador red: "El mánager va camino de matarse suavemente", sentenció ayer el Times.
El Liverpool está en crisis. Su supervivencia en la competición europea pende de un hilo y, como mínimo, tiene que ganar dos de los tres partidos que le quedan. En la Premier League marcha invicto, pero a seis puntos del Arsenal, su rival mañana. Y todas las miradas se dirigen hacia Benítez, que goza de un poder omnímodo y se ha gastado más de 64 millones de euros este verano en fichar a Fernando Torres, Voronin y Babel, entre otros, frente a los 23 que se han recaudado en ventas.
Hasta Gerrard, que mantiene un enfrentamiento silencioso con el técnico desde el comienzo de la temporada, ha tenido que recurrir a una metáfora para explicar la situación: "Antes del partido de Turquía teníamos que escalar una montaña, ahora hay que escalar una más alta".
La confianza del club en Benítez, campeón de la Champions en 2005 y subcampeón en 2007, es total. "La política de Rafa ha sido la de las rotaciones durante tres años. Su capacidad para entrenar y manejar un equipo debería ser incuestionable", afirma Tom Hicks, copropietario del club. No está de acuerdo la prensa inglesa, que ve en las constantes rotaciones del técnico ciertos síntomas de desvarío.
"Cada una de sus convocatorias empieza a parecerse a una nota de suicidio", escribía ayer el columnista Tony Evans en el Times.
De Benítez se critican sus desencuentros con Gerrard, la estrella del equipo. Que haya fichado por más de 36 millones a Torres para que luego juegue la Carling Cup y no los encuentros decisivos de la Champions. Que haya dejado marchar a Pako Ayestaran, su segundo, y a José Manuel Ochotorena, el preparador de porteros, los cuales le servían de enlace con la plantilla. Y su extraña política de fichajes.
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