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Edmondson muestra en Vigo sus ruinas artísticas

"Cuando vivía en Vigo acostumbraba a pintar paisajes, me iba a Canido, a Mondariz o a las Cíes, ahora que he regresado a las ciudades como tema pictórico, mis cuadros se exponen aquí". El artista inglés Simon Edmondson (Londres, 1955) recuerda bien aquellos años en los que frecuentaba Galicia. Las canteras a cielo abierto en las que se extrae el granito, la dureza de la Costa da Morte o la quietud de los monasterios son algunos de los motivos con los que ha impregnado la obra de uno de los pintores británicos más reconocidos de su generación.

Diez años después, Edmondson se refugia en los interiores y, una selección de sus obras más recientes se puede visitar, por vez primera en Galicia, en la galería María Prego, de Vigo, hasta finales de noviembre. En 2003 participó en Santiago en una muestra colectiva organizada por la universidad compostelana en homenaje a otro maestro de la poética del silencio, el ourensano José Ángel Valente. En esta ocasión, sólo hay interiores de edificios, alguna figura desdibujada y muy pocas caras. "Las estancias que habitamos dicen muchísimo de nosotros aun cuando ya nos estemos dentro de ellas. El presente figurativo se puede intuir sin la presencia actual", revela ante sus lienzos, muchos de ellos de gran tamaño y algunos de su colección particular. "Este tipo de obras tiene cierto éxito no sólo en Madrid y en Barcelona, sino también en París, Londres, Suiza y Argentina", afirma.

Escuela de Londres

La crítica encuentra semejanzas entre la Escuela de Londres y Francis Bacon y este creador en solitario. Especialistas como Calvo Serraller hablan de un "teatro de los escombros". La huella humana late en espacios abocados a la desaparición, rodeados de silencio y de luz. "Es una luz trágica y a la vez positiva, que cobra protagonismo incluso en las tonalidades más oscuras".

El aura fantasmagórica que envuelve ruinosas arquitecturas cotidianas destila nostalgia. Los personajes y los ambientes se hacen jirones en unos óleos que parecen acuarelas, en los que la paleta recorre todo el espectro del color, recogidos con intensidad gradual. La vanidad que enfrenta al ser humano con su existencia finita a través de los restos de su presencia cuelga en la quietud de las paredes blancas de la galería viguesa. Edmondson vive y trabaja en Madrid .

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