El FMI cierra su cumbre con la reforma en el aire
Vegara reclama una mayor cuota de poder para España
La cuenta atrás está lanzada. Los 185 accionistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) tienen hasta primavera para llegar a un acuerdo que permita adaptar la estructura de gobierno del organismo a la nueva realidad económica. Los progresos alcanzados bajo el mandato de Rodrigo Rato son insuficientes para forjar un consenso. Y algunos miembros vaticinan una crisis si se fracasa en la reforma. La presión está ahora sobre el próximo director gerente, Dominique Strauss-Kahn.
Es la patata caliente que deja Rato a su sucesor. "No se ha hecho ningún progreso este fin de semana", dijo el gobernador del banco central de Canadá, David Dodge. El canadiense alertó de que la parálisis puede minar la capacidad del FMI para ejercer su misión de vigilancia de la estabilidad financiera mundial.
El Fondo ha puesto sobre la mesa una fórmula que permitiría ganar poder a las economías emergentes y en vías de desarrollo, ahora con muy escasa representación en los órganos de gobierno de la institución. Para hacer sitio a estos países, el FMI plantea una doble ampliación. Por un lado se duplicarían los votos básicos que se asignaron a todos los países miembros por igual en 1944. Y por otro lado, se aumentarían las cuotas (aportaciones financieras que dan derecho de voto) en un 10% y se distribuiría el incremento entre estos países.
Venta de oro
En la última asamblea anual como director gerente, Rodrigo Rato indicó que hay "una muy buena base" para negociar durante los próximos meses. El propósito, dijo, es "garantizar que la voz de los países con bajos ingresos sonará más fuerte en el FMI en el futuro". Otra de las cuestiones que sigue en el aire en esta reforma es el modelo de financiación para abastecer las líneas de crédito. El Fondo se piensa incluso vender parte de sus reservas de oro (unas 400 toneladas).
El descontento es evidente entre las principales economías emergentes, que se sienten frustrados con el ritmo y los avances del proceso de reforma. España también aspira a conseguir una mayor representación en cuotas y votos, al considerarse que es una de las economías más dinámicas en el mundo desarrollado. David Vegara, secretario de Estado de Economía, dijo ayer que hay "mucho trabajo por hacer", aunque ve posible un pacto en abril.
Vegara recordó que a España le correspondería tener un 2% de cuota, frente al 1,4% actual. "Se debe avanzar de forma progresiva hacia donde debemos estar", dijo, aunque evitó fijar un objetivo concreto, porque hay otros países mal representados en el Fondo que aspiran a mejorar su posición. Respecto a la discrepancia con el FMI por las previsiones de crecimiento (Economía apunta a un 3,3% para 2008, el Fondo lo rebaja al 2,7%), Vegara reiteró que el Gobierno se siente "cómodo" con sus estimaciones.
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