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Análisis:A LA PARRILLA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Overbooking

A finales de la temporada pasada, los ejecutivos de nuestras cadenas decidieron que había llegado el momento de las series y dedicaron el verano a producir ficciones nacionales por el método del ojímetro y esperando repetir unos viejos éxitos de audímetro que se dividían y dividen en tres grandes clases: a) Series con policía dentro, pero esta vez traficando mucho con el ADN (Desaparecida, RIS, Quartz o Hermanos y detectives para seguir las huellas de El comisario y Los hombres de Paco); b) Series con médico dentro, como Hospital Central o El síndrome de Ulises, que intentan repetir el éxito del doctor House; y c) Series con risas o llantos enlatados (sitcom o soap opera) para seguir la racha de Aquí no hay quien viva, Aída y otros platos vecinales de comida rápida ahora retirados a la nevera y que esta vez, eso sí, intentaban diferenciar los dos grandes targets en los que se divide la patria: Escenas de matrimonio y Herederos para la cena de públicos que rondan la tercera edad, femeninos, rurales y adictos a los platós del corazón, y Cuestión de sexo y Gominolas para jóvenes urbanos, modernos, acostumbrados a la snack-tv y con excesos de hipoteca y testosterona.

Todavía es pronto para saltar a conclusiones a pesar de que en las parrillas ya se han producido esta semana las primeras deserciones, sustituciones y reajustes horarios. Lo cierto es que del pretendido boom de las series españolas sólo nos queda el éxito de esas Escenas de matrimonio que parece un remake de las pelis del franquismo inferior y encima no está sujeto a la Ley de la Memoria Histórica.

Aunque para no ser pesimistas, creo que este problema con nuestras series es del todo idéntico al del cine español. El maldito overbooking de las ficciones de este país. ¿Cuántas series españolas caben en la programación sin que se peleen entre sí? ¿Producimos más pelis y series de las que por ley física admiten y venden nuestras salas y parrillas? ¿Es nuestra oferta (utópica: patriótica) mucho mayor que la demanda real de ficciones caseras?

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