_
_
_
_
_
Reportaje:

Historia de un exterminio

Una muestra relata la persecución de los nazis contra la que llamaban "música degenerada"

El joven de raza negra toca el saxofón ataviado con una chistera, un pendiente y una estrella de David en la solapa. Sus labios son tan gruesos que casi engullen la nariz, chata y anchísima. El dibujo, que tiene algo de la belleza de lo siniestro, subsume años de propaganda y miseria moral. Junta en una imagen a todos los grupos humanos y sociales que odiaban los nazis: los negros, los judíos, los músicos de jazz y otros estilos "decadentes y corruptores", los financieros de Wall Street... El dibujo, que es uno de los ejemplos de cómo los nazis utilizaron la propaganda para estigmatizar a grupos humanos que luego fueron exterminados, forma parte de la exposición Entartete Musik (Música degenerada), que fue inaugurada ayer en la Facultad de Filología de la Universidad de Sevilla.

Se han contabilizado hasta 33 compositores de relieve asesinados por los nazis

La muestra desarrolla una reconstrucción crítica de la exposición del régimen nazi Entartete Musik de 1938, una siniestra iniciativa que abrió el camino al asesinato y exterminio de compositores e intérpretes en la II Guerra Mundial (1939-1945). La muestra, que estará abierta hasta el próximo 21 de noviembre, va acompañada de un ciclo de conferencias sobre músicas prohibidas y un concierto que abrirá mañana, jueves, el curso 2007-08 a cargo de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS). Dirigida por Pedro Halffter, la ROSS ha preparado un programa que interpreta por vez primera y que está compuesto por obras de autores censurados y perseguidos por el régimen nazi, como Kurt Weill y Franz Schreker. El concierto se celebrará a las 21.00 en el Auditorio de la E. T. S. de Ingenieros, en la Isla de la Cartuja.

Los nazis acuñaron la expresión de "música degenerada" en paralelo a la de "arte degenerado". ¿Quiénes eran "músicos degenerados" para los seguidores de Hitler? En primer lugar, los judíos. La música hecha por judíos era por definición execrable. A los nazis les daba lo mismo que fueran músicos judíos vivos o muertos. Así, compositores del pasado, como Mahler o Mendelssohn, fueron prohibidos. Y los músicos judíos vivos, como Schönberg, Krenek, Eisler o Weill, fueron perseguidos y obligados a exiliarse.

Los nazis también prohibieron el jazz por considerarla una música "negra" y "bárbara". La vanguardia musical fue objeto asimismo de su ferocidad. Y hasta un alemán ario puro como Hindemith tuvo que exiliarse por su vanguardismo. Finalmente, la tildada como "música comunista" -compuesta por autores de esta militancia política- fue perseguida. Dentro de la carnicería practicada por los nazis se han contabilizado hasta 33 compositores de relieve asesinados.

La exposición consta de cerca de medio centenar de paneles que documentan la historia de esta persecución. "La exposición sirve para recordar la estupidez del régimen nazi al tratar a la música como lo hizo", comenta el comisario de la muestra, Albrecht Dümling.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

La exposición incluye asimismo libros, folletos y partituras que ilustran las obsesiones de los jerarcas e ideólogos de Hitler. Algunos eruditos y estudiosos echaron leña al fuego del odio al contraponer el arte "puro y elevado" de músicos como Wagner a lo que ellos consideraban "música degenerada". En muy poco tiempo, el rencor y las prohibiciones se convirtieron en matanzas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_