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Reportaje:'Kamikazes' al volante

"¡Llevaba el flamenco en el casete muy alto y tenía muchos problemas!"

Amado Martín explica por qué condujo durante 25 kilómetros en sentido contrario hasta chocarse con un camión

Amado Martín Abia, de 53 años y vecino de Madrid, tiene el dudoso honor de figurar en el podio de los más temerarios kamikazes de la Comunidad de todos los tiempos. Recorrió, en 1999, más de 25 kilómetros en sentido contrario en la autovía de Andalucía. Sólo se detuvo cuando se empotró de frente contra un camión. Ahora dice que conduce "más tranquilo que el bomba", pero que se espanta cuando ve cómo hay gente que va como loca por la carretera: "Hay algunos que hacen unas maniobras que dan miedo", comenta, sin darse cuenta del extraño efecto que hacen sus palabras a quien conoce su biografía al volante.

Pero él dice que no se arrepiente y que lo puede gritar a los cuatro vientos, que no se avergüenza de nada. Tiene una explicación. Bueno, en realidad tiene muchas y todas juntas en un batiburrillo: "¡Me lié en la gasolinera de Valdemoro. Tenía un problema muy gordo e iba mentalmente a todo trapo. Y además llevaba el flamenco en el casete muy alto!", se defiende. "¡No lo hice aposta!", insiste en su protesta, y clama por su inocencia.

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La infracción le costó 48.000 euros y dos años de retirada del permiso de conducir. "Dicen que me siguieron helicópteros, pero nada es verdad", clama.

Amado dio positivo en la prueba de alcoholemia que pidió urgentemente un juez -"me la hicieron ilegalmente, sin mi consentimiento"-. Asegura que a las cinco y media de la madrugada, hora del accidente, salía a trabajar. "Me han buscado la ruina", se lamenta ahora, negándose a reconocer su culpa: "Estaba mal señalizado. Además, no me acuerdo de nada", insiste contradiciéndose.

Al conductor del camión contra el que chocó -"un cabrón que me ha sacado más de 12.000 euros"- no le sucedió nada en la colisión. A Amado le ingresaron con pronóstico muy grave en el hospital. "Casi me muero. Los médicos no daban un duro por mí", recuerda.

"Yo iba por mi derecha", recalca García Abia, "que en realidad era la izquierda en el sentido correcto", prosigue con su razonamiento, "¿Entonces, por qué había un camión en el lado izquierdo, cuando lo tienen prohibido?", apunta.

Martín Abia dice que aunque sigue conduciendo le ha cogido "asco" a llevar el coche. Y eso que, según él, era "de lo mejor que había al volante hasta el accidente. No me daban ni una luz larga". También se queja de que le han quedado secuelas. Por ejemplo, explica, ya no puede jugar a las cartas porque no recuerda las que ya han salido.

Amado dice que él siempre ha "ayudado a otras personas". "No es justo", masculla.

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