Toni Roig, folclorista, músico y escultor

"No nos haréis callar aunque nos quitéis la vida", se escucha en la voz grabada, en catalán, de Toni Roig en una de sus cantatas de compromiso con su grupo, Al Mayurqa (denominación árabe de Mallorca). Roig injertó los ecos de las batallas populares contemporáneas de su isla en las raíces de la música tradicional. Adaptó al son atávico los mensajes vivos contra la destrucción del territorio y la especulación, en defensa de la lengua catalana.

Toni Roig Sierra, folclorista, músico y escultor, murió el pasado domingo día 30 de septiembre en Palma, víctima de una infección derivada de su enfermedad pulmonar. Tres días antes de expirar cantó en el teatro de Lloseta en la presentación de su última producción discográfica Temps de revolta, el octavo disco donde sintetizaba buena parte de su credo y rebeldía.

Con barba enorme y camisa de leñador, armado con su guitarra o su xeremia (gaita mediterránea), el activista desaparecido era inevitable en las fiestas y las marchas reivindicativas, donde incorporaba la banda sonora. Comenzó en la Escuela de Bailes y Danzas y pasó después por el grupo Música Nostra. Fue miembro del consejo de la Obra Cultural Balear.

Era un contestatario, un cantante político, un veterano luchador contra la dictadura que guardaba un souvenir, la botella vacía de cava que abrió cuando desapareció Franco.

En su web mostraba la agenda de actuaciones y sus pliegos con alegatos contra las autoridades a las que increpaba por su equivocada su política cultural. "La cultura nos hará libres" pregonó. Igualmente: "La cultura siempre es una materia viva y luchamos para que no se convierta en una pieza de museo".

Hace unas noches, en monasterio de La Real de Palma, escenario simbólico de una pugna contra la especulación, los amigos de Toni Roig le recordaron en un acto cívico.