La presidenta en el 'cinturón rojo'
Esperanza Aguirre brinda con cava, inaugura una sede del PP en Rubí y se pasea por Cerdanyola
"Cero patatero, Zapatero", repetía una y otra vez la presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, en su visita a Barcelona y las ciudades de Cerdanyola y Rubí. Aguirre, invitada por el líder de los populares catalanes, Daniel Sirera, inauguró la nueva sede de su partido en Rubí. Allí la recibieron alrededor de medio centenar de militantes y simpatizantes del PP catalán. Una Aguirre conciliadora con la ciudadanía catalana consideraba "seguramente necesarias" las inversiones en Cataluña y criticaba la falta de obra pública nueva tanto en esta comunidad como en la de Madrid
Aguirre mostró su cara amable, quiza consciente de que pisaba un territorio que cuando acude a votar masivamente en las elecciones generales inquieta a su compañera de filas, la concejal Ana Botella, esposa del ex presidente Aznar, quien en marzo de 2004 tuvo la premonición de que el PP perdería las legislativas por el elevado grado de participación en Cataluña.
Ayer, de visita por el llamado cinturón rojo de Barcelona, la presidenta brindó en Rubí con cava catalán, el mismo para el que hace años se pidió el biocoteo desde algunos foros de la cadena pública de Telemadrid. No hubo ningún tipo de incidente y mientras militantes y simpatizantes brindaban en Rubí, frente a la sede un hombre de mediana edad sostenía una pancarta con el lema Catalonia is not Spain y, a voces, invitaba Aguirre a volverse por donde había llegado.
Unas horas antes, la comitiva popular se había reunido con los miembros de su partido en Cerdanyola del Vallès, donde visitaron el mercadillo de Fontetes. "Aprovechará para comprar, como dice que no llega a fin de mes...", comentaba indignada una señora. De hecho, Aguirre adquirió un par de camisetas. Y una tendera le regaló un vistoso collar negro y rojo, que la presidenta no dudó en llevarse puesto. También le obsequiaron con un helado almendrado, que compartió gustosa con Sirera. Algunos transeúntes la reconocían y se acercaban a saludarla. Otros le recriminaban "hablar mal de los catalanes". Unos pocos la silbaron. Pero muchos de los que observaban al grupo, aunque les sonaba de cara, no conseguían situarla. "Es una ministra", decía uno. Otro comentaba: "Es aquella que va con el Zapatero", quizá confundiéndola con la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega.
Aguirre, que por la tarde participó en el 12º Congreso de Jóvenes Empresarios, animó a los jóvenes emprendedores catalanes que quieran "invertir y generar prosperidad, riqueza y empleo" a que vayan a Madrid, "donde encontrarán un Gobierno que quiere bajar los impuestos y seguir mejorando las infraestructuras y los servicios públicos". Para Aguirre, la supuesta rivalidad entre Madrid y Cataluña "hay que dejarla para los campos de fútbol" porque "lo que es bueno para Madrid también lo es para Cataluña", dijo haciendo referencia a las diferencias de inversión prevista para estas dos comunidades.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.