"¿Y el Espriu poeta?"
Harold Bloom, el autor que convirtió su famoso El canon occidental en un polémico debate literario, comenta una lista de la que elogia a Ramon Llull, Mercè Rodoreda y Gabriel Ferrater, pero añora a Baltasar Porcel
Me ha sorprendido que los dos autores que más valoro no estén en la lista: el Salvador Espriu poeta y Baltasar Porcel", lanza el crítico literario Harold Bloom nada más entrar uno en su casa de New Haven, situada cerca del campus universitario de Yale, con la lista de las obras más votadas por los expertos de Babelia en la mano. Al académico también le ha llamado la atención la ausencia de autores contemporáneos en los primeros puestos de la lista.
Según el autor del famoso El canon occidental, Espriu debería haber ganado el Premio Nobel de Literatura. "No tengo ninguna duda de que en otro contexto histórico Espriu se habría convertido en el primer catalán en ganar el Nobel", indica Bloom. "Su talento y la excepcionalidad de su obra pasaron totalmente desapercibidos durante el franquismo". El crítico literario destaca las similitudes entre la obra del poeta catalán y la de Paul Celan: "Son dos maestros del silencio; nadie como ellos ha logrado silencios tan sonoros, y ningún otro poeta catalán ha transmitido una sensación tan absoluta de sufrimiento y aislamiento".
Espriu se merecía el Nobel y Baltasar Porcel, mayor proyección en Estados Unidos. "Siento una fascinación absoluta hacia la obra de Porcel; describe como nadie situaciones históricas de caos y anarquía de un escenario que conoce bien: Mallorca", afirma Bloom. Considera que Porcel necesita ser redescubierto por los lectores de Estados Unidos, un país con poco mercado para las traducciones. "Porcel es el novelista más importante que ha dado la literatura catalana desde Joanot Martorell y ningún lector debería perdérselo", afirma.
Ya más centrado en los nombres que aparecen en la lista, destaca los dos títulos que encabezan la selección, si bien alerta de la falta de equilibrio al no recoger voces surgidas a partir de los años setenta. "Es positiva la presencia de tantos clásicos entre los más votados porque son la base sobre la que se asienta la literatura actual, pero es importante encontrar un equilibrio entre la admiración por los clásicos y el interés por los autores vivos que garantizan el dinamismo de cualquier literatura", avisa. El crítico literario sí comparte con los lectores su estima por Tirant lo Blanc, de Joanot Martorell: "He leído Tirant lo Blanc en inglés y en alemán; me interesa especialmente por la influencia que más tarde tendría en El Quijote y por la modernidad de las relaciones sexuales que describe, muy avanzadas para la época".
Rodoreda, dulce y triste
Según Bloom, La plaça del Diamant, de Mercè Rodoreda, se merece estar entre las cinco obras más votadas por su "excelente narración y el estilo infinitamente dulce y triste de su autora", esboza. "Describe como nadie sentimientos y tensiones; es otra de las obras que debería tener mayor difusión en Estados Unidos".
La admiración de Bloom por Ramon Llull, séptimo en la lista, sólo es superada por la que siente por William Shakespeare: "Llull es una figura que me fascina, especialmente por el elemento cabalístico de su obra, que he leído en latín; el autor de Blanquerna es un personaje intenso y quijotesco, y un prodigio de fuerza y productividad". El crítico coincide con los votantes en considerar que Blanquerna es una lectura "imprescindible" aunque recomienda una contextualización porque "es difícil entender la intención original de la obra en el momento actual".
A Bloom le sorprende positivamente la gran cantidad de poetas que han conseguido primeros puestos en la lista. De Ausiàs March destaca su "superioridad estética". Califica sus poemas religiosos y eróticos de "extraordinarios" y afirma que, en su opinión, la obra poética de March sólo ha sido superada por Espriu. Carles Riba, entre los mejores por Elegíes de Bierville, le parece el poeta "más visionario y místico", mientras Joan Maragall, alejado del podio, "el más patriótico, y con la obra más coherente y unitaria". Elogia el sentido del humor de otro ausente, Josep Carner: "Es un poeta espléndido que consigue penetrar en los sentimientos más profundos de sus lectores y hacerlos reír". Y elogia a los votantes por haber incluido a Gabriel Ferrater: "Sus elegías son memorables; Sigmund Freud estudió el duelo como sentimiento unido a la pérdida erótica y Ferrater lo supo plasmar en su obra poética".
A pesar de comentar la encuesta de Babelia, el padre del más famoso de los cánones literarios aconseja, a partir de su experiencia, huir de las listas: "Un canon nunca puede ser un simple listado; El canon occidental tiene esa maldita relación de autores al final de gran parte de sus ediciones; la mayoría de los críticos se centraron en ella e ignoraron la obra que la acompañaba", lamenta. Harold Bloom la incluyó "por contrato" y no tiene intención de caer en el mismo error en su próximo libro, The Living Labyrinth (el laberinto viviente), un estudio sobre la influencia literaria. "Partiré de los grandes autores de la literatura universal, como Shakespeare y Cervantes, pero también incluiré autores interesantes a otro nivel; Espriu será uno de ellos".
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