El Zaragoza se derrumba

Resopló el Aris de Salónica, rudo y reacio al balón, tras batir Javito a César por debajo de las piernas. Un tanto que resolvió la eliminatoria gracias al resultado de la ida en campo griego (1-0). Aunque el Zaragoza mostró una versión mejorada de su fútbol, con buen toque y juego atractivo, le faltó mordiente y definición para derrocar al Aris. Una rémora que le elimina de Europa a las primeras de cambio.

Pronto enseñó sus cartas el Aris de Salónica, que replegó sus líneas apretujadas y esperó siempre en campo propio. Escaso de inventiva e insípido en el aspecto ofensivo, se limitó a lanzar balones largos buscando a Koke, que luchó contra su sombra y, de paso, con la primera línea de cuatro zaragocista. Pocos huecos, menos balones, demasiados contrincantes y Koke, que dejó destellos de su fútbol, quedó desdibujado por completo. Entre otras cosas, porque el Aris no le acompañó; jugó con siete por detrás de la pelota y se desentendió de la iniciativa. La recogió el Zaragoza y, al contrario que en las últimas fechas, no se atragantó. No así de inicio, cuando, estresados por el resultado adverso de la ida, los zagueros se empecinaron en buscar balones largos a los movimientos de los delanteros. Arma indolente porque la defensa griega, excelentemente posicionada, la ninguneó con el simple ejercicio de dar un par de pasos hacia atrás y despejar el cuero con la cabeza. Cerrados los huecos, el Zaragoza tiró de ingenio para abrir la grieta con combinaciones relampagueantes y precisas. En ello contribuyeron Aimar, que se multiplicó, y Diego Milito, que se desfondó en un ejercicio de derroche físico.

El ocho blanquillo, a diferencia de Oliveira, que se empacha de balón, es generoso en el pase y en el esfuerzo. Así, atosigado por el aliento de la abigarrada zaga adversaria, retrasó su posición y descolocó al Aris. Aimar leyó el movimiento de Milito, que lanzó un pase interior justo a la carrera de Oliveira para que soltara un zapatazo raso que besó el poste antes de colarse en la portería.

No reaccionó el Aris con el gol, que se encerró más en su área y practicó un fútbol físico y primitivo. Pero en una jugada suelta, Javito le encontró las cosquillas a la defensa aragonesa. Intentó Javito un regate en el área pequeña; no le salió y Juanfran, ya en el suelo, le devolvió el balón. Y Javito probó el disparo para batir por debajo de las piernas César. Mazazo definitivo que derrocó al Zaragoza. De poco sirvieron los golpeos de D'Alessandro, las tentativas de Oliveira, el disparo al palo de Diego Milito o el gol de Sergio García. Javito ya había resuelto la eliminatoria.

El Zaragoza, eliminado de la UEFA