Una aventura clásica

Muchos son los nostálgicos que en cada nuevo lanzamiento suspiran por poder disfrutar de aquellas aventuras con sabor clásico, donde todas las características que les hicieron pasar ratos agradables en el pasado vuelvan a hacerles revivir emociones ya olvidadas. Pero esto no siempre sucede así y muchos quedan decepcionados, entrega tras entrega. Uno de los motivos de estos fracasos puede ser que el impulso natural de la industria del ocio electrónico por la innovación hace que la clásica aventura gráfica quede relegada en favor de rebuscadas mezclas de géneros y diversas probaturas, no siempre acertadas.

Los creadores de Secret files: Tunguska lo han tenido muy claro: si a los jugadores les apasiona la aventura gráfica tal como la han jugado los últimos 10 o 15 años, ¿por qué cambiar la fórmula? De esta manera, el jugador se encontrará con el típico sistema de point and clic, o lo que es lo mismo: apunta y pulsa con el ratón. Con este simple movimiento, que tantas aventuras gráficas clásicas han utilizado para alegría de los fervientes seguidores del género, se consiguen los objetos repartidos por el escenario, que se guardarán en un inventario y que más tarde se podrán combinar para resolver los diferentes rompecabezas.

Gráficamente, aunque los personajes son en tres dimensiones -porque esta característica ya se ha convertido en mucho más que una moda-, los escenarios son en dos dimensiones con el objetivo, dicen, de obtener una claridad y una visión más detallada. Éste es otro aspecto que bebe directamente de la tradición de las aventuras gráficas cuando eran totalmente en dos dimensiones.

La verdad es que el conjunto luce espléndidamente, a lo que se añade un buen trabajo con los efectos de luz, atmosféricos y juegos de sombras que aportan ese granito de modernidad al título.

La captura de movimientos para los 25 personajes tridimensionales que aparecen en la aventura también es un punto a favor para reconocer el buen trabajo de sus autores. La mejor animación es la del personaje principal, Nina, pero los otros participantes en la aventura tampoco se escapan de este detallado trabajo.

En otras aventuras vemos un trabajo burdo con los movimientos de los personajes, más parecidos en ocasiones a los de los simios que a los humanos, pero eso no ocurre en Tunguska, donde se mueven con fluidez y realismo. En el caso de Nina todos los detalles se han tenido en cuenta, como en el momento en el que se agacha o trepa por una escalera. Para redondear el apartado de personajes también se ha trabajado en la animación facial con el objetivo de mostrar las diferentes emociones en las conversaciones.

Quizá la paridad de sexos se está trasladando al videojuego. Después de años de protagonistas masculinos, llega una buena tanda de títulos protagonizados por mujeres. Recordamos la saga Syberia con Kathe Walter y The longest journey con April; ahora es el turno de Nina. Sin duda este detalle se debe al creciente número de mujeres interesadas en este tipo de juegos.

El guión acaba por redondear la calidad del título. Atrapa al espectador desde el inicio y mantiene el suspense. El padre de Nina ha desaparecido y todo el empeño de la protagonista es encontrarlo; para ello deberá visitar Berlín, Moscú, Cuba, China y la Antártida. Es una verdadera satisfacción poder contar con una aventura como las de antes.