Vestigios y Estado de Derecho
El presidente de la Junta de Andalucía, con motivo de la propuesta del lehendakari Juan José Ibarretxe de convocar a consultas a los ciudadanos vascos, ha dicho: "El Gobierno no permitirá que el lehendakari se tome por montera la Constitución y el Estado de Derecho". Realmente, la llamada a este tipo de consultas puede decirse que no tiene demasiada importancia por muchos adornos con los que la revista el lehendakari. No tiene demasiada importancia, no, ya, por cuanto no es la primera vez que este lehendakari se dedica a estos menesteres de llamar la atención por estas fechas, sino por cuanto el Estado de Derecho, tal como ha manifestado el presidente andaluz, no está para ponerse por montera y la Constitución, que también extiende su ámbito fundamental al país vasco por cuanto es la de todos y fue también votada por los ciudadanos vascos, prohíbe este tipo de consultas. Poco más, pues, puede decirse; poca importancia debería darse a estas salidas otoñales del lehedakari.
Sin embargo, como algunos dirigentes del PP, esto de la democracia aún no la entienden demasiado bien salvo en lo que sirva para alcanzar el poder, considero que debemos detenernos un poco para evitar confusiones. No hay que olvidar, y de esto no hace ni tres cuartos de hora, que el PP ya trató de plantear un referéndum contra el nuevo Estatuto Catalán sin que esta consulta, al igual que la de Ibarretxe, pudiera hacerse con la Ley constitucional en la mano. También que algunos de sus dirigentes nacionales dedicaron todo su tiempo a poner en tela de juicio las instituciones del Estado -fuerzas de seguridad, instituciones judicial y fiscal, entre otras- como sucedió con motivo del 11-M. Introducción de incertidumbres sobre la decencia y funcionamiento normal de nuestras instituciones o petición de referéndum que colocaban en entredicho el Estado de Derecho.
Ahora hay más de lo mismo, y es preciso no caer en tentaciones que arrastren a conclusiones que nada tienen que ver con la razón ni con la realidad. De ahí, la trascendencia de las palabras del presidente de la Junta de Andalucía: "Nadie se va a poner por montera el Estado de Derecho". Y es necesario insistir en ello. Más aún, en estos tiempos electorales en los que ya se anuncia por parte del PP -léase 12 de octubre o léase campañas electorales- que van a descansar, y así lo anuncian, en "la defensa de la Constitución, de los símbolos y banderas". Cuidado. En estas cuestiones, hay que tenerlo claro. Ni la Constitución, ni los símbolos, ni las banderas, son monopolio de este grupo que ni en el año 1978 votó sí a la Constitución; ni en estos tres años y medio de oposición -y toda la vida democrática haciendo lo mismo en Andalucía- ha mostrado el respeto que exigen las instituciones (11-M) y cuando, además, han intentado plantear un referéndum en Cataluña sin base constitucional.
Realmente, y tengo que pensarlo así porque los hechos son tozudos, a la situación de conflicto que plantea el lehendakari por casualidad, por estupidez o, sencillamente, por intereses partidistas se suma un conflicto más, el que monta el PP, para tratar de hacer ver que solo su llegada nos librará de los vientos nacionalistas. Y, con este planteamiento, lo único que está haciendo es sumar al separatismo de Ibarretxe un enturbiamiento del sistema democrático. No cabe, por ningún grupo político, adueñarse ni ser garante del sistema democrático; tampoco del funcionamiento normal de las Instituciones. Atribuirse en exclusiva esta garantía, como también atribuirse símbolos y banderas, es, sencillamente, romper parte de las reglas del juego democrático y apelar a los sentimientos, y no a la razón. De ahí que me hayan llamado profundamente la atención la frase del presidente de la Junta, confiando en el Estado de Derecho y en su funcionamiento normal. Es una confianza en las instituciones y en el sistema, y no que únicamente determinadas personas o determinados grupos puedan ser los garantes de un sistema democrático que se pronunció abiertamente contradictorio con el sistema franquista en el que sí, sus banderas y sus símbolos, eran patrimonio de determinados grupos y no de todos.
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