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Reportaje:Fútbol | Segunda jornada de la Liga de Campeones

Juande revisa su librito

El Slavia examina a un Sevilla en plena crisis de resultados y aún sin definir

Juande Ramos, el entrenador del Sevilla, recurrió a la ironía para hacer frente a las críticas a su trabajo tras la derrota frente al Espanyol (2-3) en el partido de Liga del pasado martes en el Sánchez Pizjuán, la tercera consecutiva y que se sumaba a la de Londres, en la Liga de Campeones, contra el Arsenal y a la de Barcelona (2-1), en la Liga, en el Camp Nou. "No os preocupéis porque, como antes era bueno y ahora soy malo, lo que he pensado es volver a coger el librito y ser bueno", bromeó ante los medios de comunicación en la víspera del enfrentamiento liguero contra el Zaragoza.

El mes de agosto vivido por la plantilla del Sevilla no ha podido ser más intenso, más emotivo ni menos adecuado para la puesta a punto. Ni puede salir gratis. La muerte de Puerta cortó el más que prometedor arranque del conjunto, que solventó la previa de la Champions frente al AEK (2-0) y apalizó al Madrid en la final a dos partidos de la Supercopa española. Tras la muerte de su compañero, el equipo estuvo a dieta de adrenalina y sentimientos. Y de viajes: ida y vuelta a Atenas en dos ocasiones en el plazo de seis días, con desplazamiento a Mónaco y final de la Supercopa europea frente al Milan (derrota por 3-1) entre ambos.

El técnico no ha hallado todavía la columna en la que apoyar el juego del equipo

El entrenador del conjunto andaluz apeló a la gran categoría de los rivales para explicar los resultados adversos de Londres y Barcelona. En ambos casos, el pelotazo habría sido la victoria. A Juande se le abren más frentes por lo sucedido ante el Espanyol y el Zaragoza. El bajón anímico y hasta competitivo de los sevillistas no es tan difícil de comprender, pero resulta más compleja la falta de definición del bloque.

Una de las características que mejor han identificado a los sevillistas en las pasadas temporadas ha sido la capacidad de cambiar de intérprete sin tener que tocar el guión. El entrenador sevillista casi nunca repite una alineación, tanto por razones tácticas como fisiológicas o de relaciones de grupo. Pero ahora está obligado. El pasado curso, el equipo estaba estructurado alrededor de varios peones fijos: Alves, Javi Navarro, Poulsen y Kanouté. Con Navarro lesionado, el eje de la defensa se ha vuelto un problema. Alves y Dragutinovic parecen los más asentados mientras que por el centro han pasado el propio serbio, Fazio (de zurdo y diestro), Boulahrouz, Mosquera, Escudé, Poulsen y hasta Maresca durante medio partido.

En el centro del campo, lo que más le gusta es juntar a Poulsen y Keita, pero eso resta variedad al juego de combinación. Ni entre ellos ni de su mezcla con Maresca, Martí o Renato ha brotado la pareja que debe mover al equipo.

Las lesiones de Adriano han dejado la banda izquierda para Duda o Capel. Ambos han jugado, pero la aportación de ese lateral, en el que también se echa de menos a Puerta, no se ha acercado a la del pasado curso. Por la derecha, Jesús Navas sale siempre en detrimento de De Mul, pero parece que más por razones anímicas que futbolísticas.

En la delantera, Kanouté sigue siendo el faro, pero sus problemas físicos son cada vez más evidentes. Para acompañarle Juande cuenta con una catálogo amplio: el ciclotímico Luis Fabiano, el mercurial Kerzhakov y el recién llegado Koné. Cada uno representa un estilo, lo que, en bonanza, aporta variables al arsenal, pero cuando vienen mal dadas tan sólo añaden ruido.

Sevilla: Palop; Alves, Boulahrouz, Escudé, Dragutinovic; Navas Poulsen, Keita; Adriano; Kanouté y Koné.

Slavia de Praga:

Vaniak ; Krajcik, Brabec, Suchy, Drizdal; Vlcek, Belaid, Latka, Tavares, Pudil; y Senkerik.

Juande Ramos.
Juande Ramos.EFE

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