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Gobierno y oposición de Barcelona tendrán una sola voz para pactar Cercanías

Todos los grupos acuerdan afrontar conjuntamente las prioridades de las infraestructuras

Barcelona tendrá una sola voz para defender los intereses de la ciudad en la planificación de la futura red de Cercanías y en la actual negociación de su traspaso desde la Administración central a la Generalitat. Como ha ocurrido en cuestiones consideradas de vital importancia para la ciudad -pasó con la Carta Municipal, por ejemplo-, equipo de gobierno y la mayor parte de la oposición van de la mano para que su voz tenga más fuerza. En esta ocasión, además, comporta el respaldo al criterio y las exigencias que está planteando el Gobierno catalán en la negociación del traspaso de Cercanías.

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El clima de la sesión del pleno municipal de ayer nada tenía que ver con el del primero de este mandato, en julio pasado. Entonces todo fueron desacuerdos y acusaciones cruzadas entre el gobierno en minoría y una oposición con ganas de marcar territorio. Ayer, en cambio, el acuerdo y los reconocimientos mutuos -especialmente entre socialistas y convergentes- se repitieron en el debate principal en torno al futuro de Cercanías, por una parte, y al conjunto de las infraestructuras, por otra. No se trataba de adoptar resoluciones que dependen de la ciudad y que el barcelonés vaya a notar mañana en las calles, sino de aparcar la "política del ruido" -tal como la definió el alcalde, Jordi Hereu- y sustituirla por una voz única que represente a la ciudad. Se escenificó en dos pasos.

El primero, la presentación de un informe de Cercanías por el cuarto teniente de alcalde de Urbanismo, Ramón García Bragado, que defiende que el consistorio esté presente en la ponencia de traspaso de competencias del servicio de Cercanías y apoya la postura del Gobierno catalán que defiende la territorialización del servicio de Cercanías. El informe ha vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de invertir 6.052 millones de euros hasta el año 2020, una cantidad ya señalda en el documento que recoge las propuestas planteadas por Generalitat y Ayuntamiento en enero de 2006 al Ministerio de Fomento.

Más allá de cifras y de proyecciones, el debate acabó recalando en los problemas que ha supuesto, por ahora, el solapamiento de las obras del AVE y el servicio de Cercanías. "Hace muchos años, cuando se decidió que el AVE llegaría por Sants, ya se vio que sería complejo por la coincidencia del servicio de Cercanías, pero era difícil calcular las consecuencias del solapamiento de las obras. En cualquier caso, vale lapena porque precisamente por la llegada de la alta velocidad se podrá duplicar el servicio de Cercanías", defendió García Bragado. Desde los bancos de la oposición, CiU avaló el informe y apoyó al Gobierno catalán en la negociación abierta. "No es ninguna novedad que nos prestemos al consenso en las cosas importantes, aunque no nos gusta que nadie advirtiera las tremendas complicaciones que han acarreado las obras del AVE", manifestó Xavier Trias, jefe de filas convergente. Y fue Trias el que defendió que un buen modelo de traspaso de Cercanías es el del Instituto Catalán de la Salud. "Lo hicimos hace muchos años", recordó. "Se lo reconozco", le contestó García Bragado. El Partido Popular, sin ser beligerante, optó por abstenerse. ERC voto a favor.

Donde sí hubo consenso total fue en el repaldo de una propuesta de CiU de crear una comisión especial para tratar y marcar las prioridades en materia de infraestructuras a lo largo de los casi cuatro años que restan de mandato municipal.

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