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Reportaje:

Un 'cole' de inmigrantes en cada barrio

La Administración desvía a un centro por distrito a los extranjeros que llegan en el curso

Gracias a la matrícula de niños hijos de inmigrantes hay colegios de barrios obreros de las grandes ciudades que se han reflotado. Otros, sin embargo, sobrepoblados de multiculturalidad hasta las cejas -con 18 o 20 nacionalidades en una misma aula de 21 alumnos- reconocen el "riesgo" de acabar siendo un gueto. Uno y otro extremo son el fruto de una gestión administrativa que ante el espectacular tránsito de inmigrantes en las escuelas valencianas, desde hace dos legislaturas ha diseñado un silente proceso de desvío de la matrícula extranjera hacia los llamados "centros de recepción de inmigrantes" de cada barrio de los grandes núcleos urbanos de más de 50.000 habitantes, resume Luis García Trapiello, de la federación de enseñanza de CC OO. Según fuentes del Consell Escolar Valenciano y de la propia inspección educativa, "en cada distrito de clase media y/o obrera, la Administración tiene su colegio de inmigrantes, a donde envían durante el curso a los casi 10.000 niños que van llegando después de cerrar la matrícula".

Un centro de recepción se caracteriza por tener escolares que llegan y desaparecen cada curso

En total, según las estimaciones de Trapiello en base a los datos de matrícula de los últimos tres cursos, se confirma que "en Valencia capital hay al menos 7 distritos, con una población con una capacidad adquisitiva media y baja, donde se reproduce este esquema. Al menos tres en Alicante y otros dos en Castellón".

Esta realidad ha sido contrastada por este periódico en la ciudad de Valencia: desde el barrio obrero de Orriols-Torrefiel, nacido con la inmigración nacional hace dos décadas, donde los colegios públicos Miguel Hernández y Profesor Bartolomé Cosio, que acogieron en su día a los inmigrantes andaluces y albaceteños ahora concentran la escolarización de los hijos de los jornaleros extranjeros llegados el último quinquenio. La eclosión multirracial también ha impreso su huella en el CP Balmes del céntrico distrito de Russafa, donde además de artistas se ha instalado buena parte de la población flotante de subsaharianos y norteafricanos.

Al otro lado del río, el papel de "centros receptores" lo cumplen los colegios públicos San Fernando y Doctor Oloriz, situados en la frontera con el residencial distrito de Zaidia y de Viveros (con el precio por metro cuadrado más caro de la capital) que escolarizan al 80% de los hijos de las madres ecuatorianas, colombianas y de países del Este que trabajan como asistentas para los profesionales y ejecutivos.

Lo mismo ocurre con los colegios públicos Ballester Fandos y Enrique Terrazas, de los marineros barrios de la Malva-rosa y El Cabanyal. "Podemos decir que somos un centro tipo de recepción, porque desde hace cinco años el colegio ha pasado de tener una mayoría de etnia gitana a tener un 70% de matrícula inmigrante", confirma el jefe de Estudios, Ximo Alpuente, que explica que "un centro de recepción se caracteriza por recibir mucho flujo de alumnado extranjero que llega al barrio de manera provisional -porque tiene trabajo o conocidos o comparte habitación con otros inmigrantes- y cuando se estabiliza cambia de zona, con lo cual una parte de escolares aparece y desaparece cada curso".

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La matrícula de niños extranjeros ha pasado en sólo ocho años de 15.331 el curso 2000-2001 a los 81.319 actuales; esto es, casi un 500%. Por ejemplo, el Bartolomé Cosio tiene hasta un 75% de inmigrantes lo que, sin embargo, en opinión del profesorado no sólo no ha supuesto un problema, sino le ha salvado de acabar siendo un gueto, ya que el barrio estaba en un proceso de declive. "Gracias a los inmigrantes, que han revitalizado el barrio y su comercio, el centro tiene programas educativos de compensatoria, un profesor más de acompañamiento y un psicólogo, y un aula nueva de tecnología", según ha explicado Adela Mas con diez años en el colegio y más de 20 en el barrio.

No obstante, el hecho de que el 86% de extranjeros esté en centros públicos -cifra que sube al 94% en varias zonas de Alicante, la provincia que escolariza casi al 50% de los alumnos inmigrantes de toda la Comunidad- hace que desde la federación de padres FAPA-Valencia se plantee para la reflexión el hecho de que: "El sistema educativo español, tal y como está, no admite más del 25% de inmigrantes por centro".

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