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Reportaje:Fútbol | Quinta jornada de Liga

La roca se agrieta

Juande Ramos no ha encontrado sustituto al lesionado Navarro en el centro de la defensa del Sevilla, que ha pasado de referencia a punto débil

Juande Ramos es muy poco dado a tratar los problemas en público. Tampoco es que dé muchas pistas sobre los logros de su equipo. Sin embargo, en la noche del martes, nada más terminar el partido que suponía la tercera derrota consecutiva del Sevilla (Arsenal, Barcelona y Espanyol), algo inédito en su trayectoria como entrenador del conjunto andaluz, Ramos admitió e incluso recalcó los defectos defensivos de su equipo. "Hemos recibido muchos goles en los últimos partidos y es muy difícil superar ese número de goles. Tenemos que mejorar defensivamente porque es una sangría muy grande la que estamos sufriendo", afirmó el técnico sevillista.

La defensa ha sido para el Sevilla el soporte sobre el que se han ido superponiendo los demás atributos con los que pudiera contar el equipo. Tanto el regreso a Primera para la temporada 2001-2002 como el posterior crecimiento hasta ganarse el derecho a jugar la Copa de la UEFA se apoyaron en una defensa rocosa, dura, antipática en ocasiones. Una defensa en la que el equipo confiaba plenamente. Esto sucedió con Joaquín Caparrós al mando. La llegada de Juande Ramos trajo consigo la evolución de esa línea. A los laterales se les exigió profundidad y a los centrales posición. La verticalidad del juego de banda de los sevillistas mana de los primeros y la delimitación del espacio en el que se quiere jugar de los segundos. Pero todo ha cambiado esta temporada.

Juande ha llegado a utilizar de centrales a centrocampistas como Martí y Maresca
El técnico no se fía del todo de los recambios defensivos que tiene en la plantilla

Javi Navarro, el encargado de tirar la línea y último hombre entre el contrincante y la portería sevillista, está lesionado. La lesión de cartílago que casi acabó con su carrera cuando, con 24 años, luchaba por un puesto en el Valencia, amenaza ahora su rodilla izquierda. Su compañero en el centro, Escudé, se lesionó en la pretemporada y aún no está del todo recuperado. Además, ni su juego ni su personalidad encajan con la del más duro de la clase.

Por las bandas, Daniel Alves ha perdido chispa, desgastado por la dureza de las negociaciones para su traspaso al Chelsea y decepcionado con el fracaso de estas y el mucho dinero que ha dejado de ganar. La muerte de Antonio Puerta ha privado también al Sevilla de su particular percutor por la izquierda. El entrenador aún no ha tenido tiempo para dar respuesta a todas estas situaciones. Y el principal problema es que no parece fiarse de lo que tiene a mano.

Dragutinovic se ha instalado en la banda izquierda y es uno de los jugadores que mejor han empezado la temporada. Pero si es lateral, no puede hacer de central, que es donde pica. A Juande no le gusta demasiado Boulahrouz, cedido por el Chelsea, ni Mosquera, fichado al Pachuca mexicano por ocho millones de euros. El internacional sub 20 argentino Fazio le agrada más, a pesar de los fallos que tuvo ante el Arsenal (3-0). Las dudas son tantas que Poulsen ejerció de central en la final de la Supercopa de Europa frente al Milan (3-1) y Maresca lo hizo durante toda la segunda parte en la derrota del martes frente al Espanyol (2-3).

La zozobra de la zaga ha acabado por afectar a los planteamientos del entrenador sevillista. Frente al Arsenal, jugó con dos extremos puros y dos delanteros, pero los centrocampistas apenas conectaron con ellos, ocupados en arropar a los zagueros.

Mosquera, que el martes dejó su puesto a Maresca en el descanso (Boulahrouz estaba en el banquillo) se quejaba ayer de la falta de oportunidades. "No he tenido la oportunidad de jugar un partido completo, necesito eso, y coger ritmo más que todo. Por supuesto que preocupa y le das vueltas, pero así es el fútbol", dijo tras sentirse señalado por el entrenador. Y es que Juande no hace rehenes. Y él no fichó a Mosquera. Ni a Boulahrouz.

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