"Podemos llegar a ser líderes mundiales de investigación clínica en oncología"
Josep Baselga ha sido elegido presidente de la Sociedad Europea de Oncología Médica, que reúne a más de 4.000 oncólogos. Tomará posesión en enero próximo, pero tiene ya muy claro qué es lo primero que va a hacer: crear un lobby con oficina en Bruselas para lograr que el cáncer se sitúe en la agenda política como una prioridad. Desde la dirección del Departamento de Oncología de Vall d'Hebron, ejerce una gran influencia en los circuitos científicos internacionales. Tras su regreso del Memorial Sloan-Kettering Cancer de Nueva York, donde ha realizado buena parte de su carrera, ha dinamizado de tal modo el servicio que ahora es uno de los tres primeros centros europeos en ensayos clínicos de fase uno y centro de referencia mundial para laboratorios como Novartis, Roche o Merck. Cuando llegó al servicio había seis oncólogos. Ahora hay 19 y más de 40 investigadores básicos.
"Si España no mejora las infraestructuras de sus hospitales, perderá inversiones europeas"
"Necesitamos una estrategia nacional para la transmisión acelerada de los avances médicos"
En la vorágine de su permanente dinamismo, Baselga aparece estos días algo contrariado por la cantidad de energías que tiene que destinar a mover la maquinaria burocrática que ha de dar luz verde a su gran proyecto: el Vall d'Hebron Instituto de Oncología (VHIO), concebido como un centro de excelencia con más de 300 investigadores. Para este centro, Baselga ha conseguido aportaciones privadas por valor de 42 millones de euros, que sólo están pendientes de que se concrete la financiación pública. Ese dinero está ahí, el proyecto constructivo del edificio terminado y el patronato de la fundación, que preside la consejera de Sanidad Marina Geli, constituido. Pero la parte pública de la financiación no avanza al ritmo previsto.
Pregunta. Usted se ha entrevistado recientemente con el ministro de Sanidad. ¿Qué le ha planteado?
Respuesta. En la última década se han producido avances extraordinarios en la investigación básica del cáncer, pero muchos de los resultados no llegan a los enfermos con la celeridad que debiera. Uno de los factores que limitan el avance es la dificultad de transmitir de una forma rápida y eficaz los resultados de la investigación básica a la clínica, lo que se llama investigación clínica-traslacional. En España tenemos una situación privilegiada: tenemos un sistema de salud espectacularmente bueno, una joya que hemos de cuidar, porque además de ser un sistema generoso que aporta justicia social ofrece grandes posibilidades en investigación. Tenemos una red de hospitales de referencia con alta tecnología y profesionales muy bien formados que pueden convertirnos en líderes mundiales en investigación clínica de oncología.
P. Pero si eso ya existe, ¿qué más se necesita?
R. Coordinación y liderazgo. Necesitamos una estrategia nacional para la transmisión acelerada de los avances científicos, una plataforma de coordinación; que los grandes hospitales trabajen de forma coordinada y produzcan sinergias con las que atraer inversiones para investigación clínica, de modo que los pacientes puedan tener acceso a los tratamientos más avanzados. Le voy a poner un ejemplo: hace unos años, las mujeres con cáncer de mama positivo a Her-2 tenían muy mal pronóstico. Muchas de ellas recaían muy pronto y morían rápidamente. Yo fui el primero en probar un nuevo fármaco, el trastuzumab, comercializado como Herceptin, que bloquea específicamente la proteína Her-2. Eso era en 1989, cuando estaba en Nueva York. Luego vimos que también podía ser efectivo para evitar las metástasis. Los estudios han demostrado que, administrado tras la quimioterapia y la radioterapia, reduce la tasa de recaídas a la mitad. Pues bien, hasta 2001 no se aprobó en mujeres con metástasis, y hasta 2005 como preventivo de las recaídas. ¡Dieciséis años después de aquel primer tratamiento!
P. En este tiempo, muchas mujeres habrán muerto.
R. Miles en el mundo. Piense que un tercio de las mujeres con cáncer de mama son positivas a Her 2. Pero no es sólo eso: cuando se aprobó, nosotros ya estábamos dando la tercera y cuarta generación de fármacos para inhibir esa proteína en las mujeres en las que trastuzumab no funciona. Y lo mismo podríamos decir de otros tumores. Para aumentar las curaciones, tenemos que acortar el tiempo de desarrollo de los fármacos y conseguir que muchos más pacientes tengan acceso a los tratamientos en su fase experimental.
P. Un estudio del European Cancer Research Managers muestra que los fondos para investigación oncológica han aumentado en Europa un 34% desde 2005 y destaca que se ha producido un giro muy positivo hacia estudios más clínicos, salvo en España y Dinamarca. ¿Qué opina?
R. El esfuerzo que está haciendo la Unión Europea en la financiación de las ciencias de la salud es muy importante. Hemos terminado el VI Programa Marco y ahora viene el VII, que todavía incrementará más los recursos. Si España no acomete un programa de inversiones para mejorar las infraestructuras de sus hospitales, se quedará fuera en la distribución de estos recursos. Hemos de actuar, y hacerlo rápidamente. La Comisión Europea acaba de lanzar la nueva agenda del Innovative Medicines Iniciative, en la que se pretende una mayor colaboración entre la iniciativa pública y privada. En estos momentos Europa está pasando por delante de Estados Unidos en algunas áreas de investigación oncológica, y podemos conseguirlo también en otras, porque los mejores hospitales públicos están en Europa, y dentro de Europa, los hospitales españoles están en muy buena posición. Pero hay que invertir más.
P. ¿Qué va a hacer el lobby?
R. Lo primero, crear una oficina permanente en Bruselas para tratar de influir en la agenda política. Ya estamos haciendo un trabajo entre los parlamentarios europeos para buscar el apoyo de aquellos que son supervivientes de un cáncer, para involucrarlos personalmente. Uno de los primeros objetivos es lograr que la oncología médica sea reconocida como especialidad en toda la Unión Europea. Y queremos crear una red que permita formar a oncólogos jóvenes durante dos o tres años con becas en centros de excelencia, de modo que luego puedan irradiar los nuevos conocimientos por toda Europa y reforzar las conexiones entre los diferentes hospitales.
"No tiene sentido dejar fuera de Medicina a estudiantes con vocación y buenas notas"
Pregunta. ¿Las diferencias en la mortalidad por cáncer entre distintos países y también en España indican desigualdades en el tratamiento?
Respuesta. La mayor mortalidad puede deberse a muchas causas. Una de ellas puede ser que se diagnostique demasiado tarde. También puede haber diferencias en los tratamientos, pero son muy difíciles de cuantificar. España creo que está bien situada: tiene tasas de supervivencia superiores en muchos tumores a países como Reino Unido, pero es cierto que se observan desigualdades internas. Una de las tareas del Consejo Interterritorial de Salud debería ser garantizar que todos los pacientes tengan las mismas oportunidades de acceso a un centro de excelencia.
P. Pero no siempre se tiene uno cerca...
R. Se han de prever circuitos de derivación. Ahora, a mí me llegan casos difíciles de toda España, pero es la iniciativa del propio médico que les atiende. Tenemos muy buenos hospitales de referencia: lo que hay que hacer es organizar bien los circuitos entre estos hospitales y los de menor nivel, de manera que fluya el conocimiento y el intercambio. La oncología requiere niveles cada vez mayores de especialización, cada cáncer presenta varias tipologías y no es posible que cada hospital alcance la excelencia en todo. Necesitamos circuitos reglados de derivación.
P. Pero el paciente debería poder elegir, ¿no?
R. Sí, por supuesto. No estoy hablando de circuitos forzosos, sino de circuitos flexibles, que faciliten el acceso de los pacientes a los centros de excelencia. Para garantizar una buena atención, habrá que viajar más, y unas veces viajará el paciente al centro de referencia y otras, el oncólogo del gran hospital al centro vinculado.
P. ¿Habrá suficientes oncólogos?
R. No, y es una auténtica tragedia porque para formar un buen oncólogo se necesitan 15 años. Constantemente me llaman desde hospitales para preguntarme si tenemos residentes a los que contratar. No puede ser que estemos importando médicos de otros países con un nivel de formación a veces más bajo, y dejemos en la calle a estudiantes con vocación y buenas notas porque no hay suficientes plazas en las facultades. Conozco el caso de una chica con una enorme vocación, que sacó un 8,1 en la selectividad y no pudo entrar en Medicina. Luego no ha tenido ningún problema para ser admitida en la facultad de Medicina de la Sorbona de París, pero no todos pueden ir al extranjero. Esto no tiene sentido.
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