Quique vuelve a asumir el control

La racha del Valencia -seis victorias en siete partidos- admite muchas interpretaciones. La realista es que el calendario, a excepción del Schalke en la Liga de Campeones, ha sido benévolo. Y que el único encuentro perdido fue ante un rival de los que se presume estarán arriba en la Liga, el Villarreal. De los seis triunfos, además, sólo dos se lograron de manera convincente: el de Alemania y el del pasado domingo ante el Betis en el Ruiz de Lopera. En los otros tres, el equipo de Quique Flores dio una pésima imagen que alimentó los cánticos de Mestalla contra el técnico el día en que batió al Valladolid (2-1). Ahí tocó fondo el grupo, que sabía que tenía un ultimátum tres días después en el estreno de la Champions.

En un gesto de humildad, Quique, muy enfrentado al vestuario en el arranque del campeonato, trató de recuperarlo con diversas charlas antes del encuentro ante el Schalke. Tiró de los veteranos y éstos dieron la talla en Gelsenkirchen. A partir de ahí, todo fue muy fácil ante el Betis. Liberado de la tensión acumulada en las primeras jornadas, el Valencia jugó muy suelto ante el conjunto de Héctor Cúper (1-2). Ganó con facilidad y se ha situado tercero en la Liga, empatado a nueve puntos con el Villarreal.

La salida de la crisis ha venido acompañada de la recuperación de algunos jugadores indispensables que tuvieron un mal arranque: el lateral derecho Miguel es el más significativo, inventor del pase del gol de Villa en Alemania y autor del primer tanto ante el Betis. Miguel, por cierto, hizo ayer unas sorprendentes declaraciones en la Cadena Ser. En pleno debate sobre las supuestas salidas nocturnas del barcelonista Ronaldinho, el lateral del Valencia no dudó a la hora de sincerarse sobre los hábitos de algunos futbolistas y aseguró que le gusta salir los jueves como hacen "el resto de españoles". "Hay veces que te entusiasmas y te puedes perder un poco. No creo que sea lo más correcto, yo intento dar el máximo en cada partido, e intento cambiar, pero no puedo; yo soy así".

Miguel explicó que durante su estancia en el Benfica solía salir unas tres veces por semana. Sus hábitos parecen no haber cambiado. "Me he acostumbrado a vivir la vida", declaró. Además, el jugador confesó que, aunque se siente muy bien físicamente, no ha conseguido volver a los 75 kilos que pesaba durante su última temporada en el club luso. Fue ganando peso por los problemas de lesiones que padeció a su llegada a Valencia en 2005 y con las dietas que le recomendaron los médicos del club para su recuperación. Ahora, a sus 27 años, pesa 80 kilos y cree muy difícil recuperar su peso ideal.