La piratería, el lado oscuro del comercio
Imitaciones y falsificaciones mueven más de 1.000 millones de euros al año en España
Confección y calzado de moda y de primeras marcas, artículos de lujo, cosméticos, móviles, películas, discos. Todo a precio de saldo y todo falso. Es la piratería del siglo XXI. Una actividad que se multiplica con la globalización y un fraude de difícil cuantificación que en España se estima mueve más de 1.000 millones en importaciones y en la que los españoles reconocen que gastan 285 millones anuales.
Sanidad y Consumo alertó en julio sobre la presencia en bazares y comercios de dentífricos importados con sustancias nocivas para la salud
El comercio de las falsificaciones y la imitación es un negocio creciente y productivo que cada año asola con más fuerza los mercados del mundo occidental, deteriora la imagen y la cuenta de resultados de las empresas, multiplica las bolsas de fraude fiscal en las haciendas públicas y, en muchas ocasiones, atenta contra la seguridad y la salud física de los ciudadanos.
Los datos oficiales de la Comisión Europea sobre la lucha antipiratería en los países de la UE elevan a 250 millones el número de incautaciones realizadas por las policías de los estados miembros durante el año 2006, cifra que supone un espectacular crecimiento del 330% con respecto a las 75 millones de sólo un año antes.
En España, un 18% de los consumidores reconoce que compra productos falsificados de forma voluntaria, mientras que el informe sobre "Intervenciones 2006" que elaboran la Oficina Española de Patentes y Marcas y las Cámaras de Comercio en colaboración con los ministerios de Interior y de Cultura recoge un total de 3.002 intervenciones realizadas por la policía en el último año. Actuaciones que generaron 3.629 detenciones de personas por delitos contra la propiedad industrial e intelectual y por las que se incautaron más de siete millones de unidades de productos falsos y piratas.
El valor total de las mercancías incautadas asciende a 158,52 millones de euros, de los que el 70% corresponde a productos industriales y el 30% restante a mercancías relacionadas con la propiedad intelectual (discos compactos y películas en DVD, mayoritariamente). Sin embargo, los resultados de las incautaciones son sólo la "punta de un iceberg" de mucho mayores dimensiones.
Como explica Soledad Rodríguez, directora general de la Asociación Nacional para la Defensa de la Marca, "nos movemos en un escenario de economía sumergida donde no vemos más que una pequeña parte de todo lo que hay, y en un mundo de los intangibles donde no es sólo el precio de la mercancía lo que hay que valorar, sino también lo que las empresas productoras han dejado de vender y el daño producido en la imagen de las marcas", todas ellas de calidad y de prestigio contrastados.
Por esta razón, las cifras que se manejan son "casi tan engañosas" como las mercancías a las que se refieren. Los datos del "Informe 2006" recogen únicamente las intervenciones realizadas por la Guardia Civil y la Policía Nacional, pero no incluyen las realizadas por las policías locales y autonómicas, las ventas por Internet, las descargas ilegales de música, vídeos y películas o el contrabando de tabaco. Esta última modalidad mueve, con datos estimativos de la Guardia Civil, más de 25 millones de euros que también se escapan al control de Hacienda.
Cuentos chinos
Rodríguez apunta a este respecto que sólo en Madrid se incautaron 1.168.040 unidades de mercancías falsificadas, de las cuales 370.00 se realizaron en mercadillos y el resto en almacenes, domicilios y comercios. Teniendo en cuenta estas intervenciones de la policía local, el comercio electrónico y las mercancías que no han sido detectadas, los técnicos del Consejo Superior de Cámaras y de la Administración del Estado estiman que el valor real de las importaciones de productos piratas y falsificaciones supera ya los mil millones de euros anuales.
Respecto al origen de las mercancías falsificadas, los informes de la Comisión Europea y de las organizaciones españolas no tienen duda en señalar al gran culpable. China es el mercado del que proceden el 80% de las copias y falsificaciones que entra en la UE y en España. El resto se reparte mayoritariamente entre otros países de la zona del sureste asiático, destacando la llamada de atención que hace la Comisión Europea respecto al incremento de las llegadas al territorio UE de medicinas falsificadas procedentes de los Emiratos Árabes Unidos y la propia China.
El "Informe 2006" detalla también la relación de sectores más castigados por las copias y falsificaciones. Un ranking que sigue liderando el textil y la confección entre los productos industriales con un 46,6% del total de las mercancías incautadas en 2006, seguido del calzado con un 35%; aunque los responsables del estudio destacan el crecimiento que experimentan otros sectores como el juguete, los productos electrónicos y de telefonía móvil y los accesorios de automóvil. Así, el valor de las importaciones de juguetes ha pasado de representar el 1% del total en 2005 al 22,6% en 2006.
En el capítulo de la propiedad intelectual destaca el número de intervenciones realizadas en el sector audiovisual, con un 83,5%, mientras que el fonográfico se reduce al 14,5%, sectores ambos que acaparan casi la totalidad de las incautaciones y también de las copias y falsificaciones importadas.
Como canal preferente de distribución, los piratas siguen utilizando de forma preferente la venta ambulante ilegal y la venta a domicilio (este canal se utiliza fundamentalmente en la distribución de mercancías incluidas dentro de la propiedad intelectual).
El juego de las aduanas
Fieles a la tradición, las aduanas españolas se han convertido, un año más, en protagonistas del verano, a su pesar, y no sólo por la masiva entrada de artículos piratas y de falsificaciones, sino también por la irrupción de productos adulterados y perjudiciales para la salud en comercios y bazares. El primer aviso lo dio a principios de julio el Ministerio de Sanidad y Consumo al alertar sobre la presencia de dietilenglicol (un disolvente industrial no apto para consumo utilizado como sustituto de la glicerina) en varios dentífricos.
Y cuando aún no se habían apagado los ecos del escándalo, la estadounidense Mattel retiraba en España más de medio millón de juguetes, fabricados en China, por razones de seguridad. Unos por llevar plomo en la pintura y otros por contener imanes de gran potencia fácilmente desprendibles.
De dar crédito a los datos que manejan los técnicos del Ministerio que dirige Pedro Solbes, -y no hay razón para no hacerlo- sólo un 2,2% de la importación de juguetes de terceros países se sometió a control físico en las aduanas en los siete primeros meses de 2007. Una cifra exigua que, además, incumple la normativa comunitaria que dispone el control obligatorio del 5% de las mercancías para su admisión. Cifras de Hacienda precisan que hasta julio llegaron a España 42.234 partidas de juguetes extracomunitarios y que de ellas sólo un millar fueron controladas para comprobar su legalidad y que no constituían peligro alguno para el consumidor.
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