Los precios de la discordia
Rusia crece a un ritmo frenético, pero no controla su inflación
Rusia volverá este año a ser una de las economías más dinámicas del G-8, con un crecimiento cercano al 7,5%. Esta fortaleza se sigue basando en la llegada masiva de capital extranjero, en la exportación de hidrocarburos y en el consumo interno. El gran problema es la inflación, que este año se acercará al 10% a pesar de las promesas gubernamentales de mantenerla en el 8%.
Las previsiones gubernamentales sitúan la inflación de este año en un 8%, un punto menos que en 2006 y casi tres menos que durante 2005
Un PIB de 750.000 millones de dólares convierten a Rusia en la décima economía del mundo y en el país del G-8 con mayor volumen de crecimiento
La economía rusa creció un 7,9% en los primeros siete meses de este año en comparación con el mismo periodo del curso anterior, según las cifras entregadas esta semana por el Ministerio de Economía. Este dato permite seguir confiando en los pronósticos gubernamentales, que indican que el país podría elevar su PIB hasta el 7,5% durante 2007, una previsión que es rebajada en un punto por organismos internacionales como la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) o el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Estos datos, sumados a los crecimientos del último lustro por encima del 6%, convierten a Rusia en la décima economía del mundo, con un PIB de más de 750.000 millones de dólares. Le ubican además como el país del G-8 con mayor volumen real de crecimiento, por encima de Alemania (3,3%) y Reino Unido (2,9%). El alza del PIB ruso de este año será superado sólo por China (10,5%) e India (8,5%). El Gobierno ruso destaca, además, que en una década los ingresos reales de la población han crecido un 12% y que el número de pobres se ha reducido casi a la mitad.
Inversión exterior
Durante este año, el desarrollo ruso sigue sustentado en la masiva entrada de capitales extranjeros. En cuanto a flujos de capital, las autoridades señalan que en los primeros ocho meses del año entraron en Rusia 59.000 millones de dólares, mientras que el Banco Central espera que esa cifra se eleve a 70.000 millones de dólares hasta diciembre, el doble de los 29.000 millones que llegaron a Rusia durante los primeros nueve meses de 2004 por concepto de inversión extranjera directa (IED).
El alto valor internacional de los precios de los carburantes es otro de los puntos a favor de la economía. Las ventas internacionales del crudo ruso en el primer semestre de 2007 ascendieron a 129,2 millones de toneladas, un 3% más que en el mismo periodo de 2006. Si a esto le sumamos que durante este año el precio del barril de petróleo de referencia en Europa sigue en máximos históricos por encima de 75 dólares, tenemos una importante recaudación fiscal que en estos momentos permite a Rusia tener 420.000 millones en concepto de reservas en oro y divisas.
El problema es que toda esta favorable coyuntura no ha impedido que Rusia pueda rebajar sus elevados niveles de inflación, que históricamente se han situado en los dos dígitos. Con esto no sólo se ha perjudicado el crecimiento del consumo interno, sino que, además, al 20% de pobres y la clase media empobrecida de un país con 141 millones de habitantes. Las previsiones gubernamentales sitúan la inflación de este año en un 8%, un punto menos que en 2006 y casi tres que en 2005.
Cotización del rublo
No obstante, los analistas consideran que los precios son uno de los grandes riesgos para la economía. De enero a agosto, el indicador acumula un 6,7%, inferior al registrado en igual periodo de 2006 (7,1%). El problema es que esta cifra obliga al Ejecutivo a mantener en un 1,3% el IPC hasta diciembre, algo bastante improbable según reconoce el propio Banco Mundial.
Los analistas recomiendan regular la inflación a través de la cotización del rublo. De esta manera, si se fortalece aún más frente a las monedas extranjeras, las autoridades monetarias rusas estarían en condiciones de compensar el alza de los precios en otoño.
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