Grecia resucita en el último suspiro
Los eslovenos despilfarraron una ventaja de siete puntos en dos minutos
Venció Grecia en medio de una conmoción como hacía tiempo que no se veía. No parece mayor sorpresa que la selección griega vuelva a plantarse en las semifinales en las que de nuevo será el rival de España. Pero el petardazo fue mayúsculo, de los que dejan rastro. Porque tuvo que suicidarse Eslovenia, que tenía el partido en el bolsillo. Su último cuarto, en el que la selección eslovena llegó a dominar por 16 puntos, y especialmente en los dos últimos minutos en los que despilfarró siete puntos (62-55). Ganó Grecia cuando estaba para el desguace.
El último parcial de 4-21 dibuja la magnitud del desplome de los eslovenos, que concluyeron con un tremendo 2 de 8 desde la línea de tiros libres. Su descalabro permitió que Papaloukas y Zisis les hicieran de todo y, encima, perdieron por completo el rumbo del juego, sin que sus mejores jugadores, Lakovic, Lorbek o Smodis, lo remediaran.
ESLOVENIA62- GRECIA 63
Eslovenia: Lakovic (14), Domen Lorbek (2), Jagodnik (2), Smodis (10) y Nesterovic (16), quinteto inicial; Dragic (7), Slokar (4), Erazem Lorbek (7).
Grecia: Diamantidis (5), Chatzivretas (2), Kakiuzis (2), Dikudis (4) y Papadopoulos (10), quinteto inicial; Spanulis (6), Papaloukas (17), Burusis (2), Zisis (7), Pelekanos (o), Vasilopoulos (2) y Tsartsaris (6)
Árbitros: Faccini (Italia), Muhvic (Croacia) y Dolinek (República Checa).
Unos 10.000 espectadores en el Palacio de Deportes de Madrid.
Durante casi todo el partido dio la sensación de que Eslovenia iba a ser capaz de liquidar la fórmula griega y meterse por primera vez en su historia en las semifinales de un gran torneo internacional. De esta forma, confirmaba el equipo las buenas señales que había emitido a lo largo del Europeo, ratificando la buena pinta tanto de su juego como de algunos de sus jugadores.
Pero este equipo llevaba mucho tiempo pifiándola cuando llegaban los momentos culminantes de los campeonatos. Todo lo contrario que Grecia, que parecía rajarse cuando menos se esperaba, en los partidos a vida a muerte que tan pocas veces solían escapársele.
Esta vez, el dinámico juego de los eslovenos, con Nesterovic y Lakovic al frente, reducía a la miseria el perfil especulativo de los griegos. Papaloukas no estaba fino, Diamantidis no se manejaba como acostumbra y el equipo se desplomaba, incapaz de encontrar variantes y de mirar el aro rival.
Los eslovenos por el contrario sacaron petróleo bajo el aro griego, donde Nesterovic maniobró con una soltura e intimidación como hacía tiempo que no se le recordaba. Movido por Lakovic y pertrechado por Smodis y Lorbek y Dragic, el equipo esloveno se distanció (41-28) y llegó al último cuarto con todas las bazas en la mano. Eso parecía, hasta que los griegos resucitaron y dejaron pasmados a los eslovenos, que pagaron su falta de nervio y temple.
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