Alonso podrá irse si quiere
El susto que produjo la primera filtración sobre la sentencia del Consejo Mundial fue apaciguado pocas horas más tarde con la decisión final de multar a McLaren con 100 millones de dólares y la pérdida de los puntos de esta temporada. Un veredicto que tiene más lógica y devuelve el sentido a la Federación Internacional del Automóvil. Desde el primer momento, me pareció insostenible que McLaren fuera descalificado por dos años, tal como erróneamente se avanzó. Hubiera supuesto el final de la escudería británica y, evidentemente, el de Ron Dennis. Sin embargo, la sanción real sigue siendo ejemplar. Pocas veces, ninguna que yo recuerde, se había impuesto en la F-1 una multa de este nivel. Y para McLaren supone una bofetada tremenda de la que le costará resarcirse.
A McLaren se le ha tachado de tramposo. Y eso basta para liberar la mayoría de contratos
No es ya sólo la cuestión económica. Porque el equipo puede responder en este sentido. Detrás de McLaren están Mercedes, Mansour Ojjeh y varios magnates árabes que poseen el 30% del accionariado. Tal como interpreto la sentencia, McLaren no deberá pagar los 100 millones de dólares, sino que el año que viene no percibirá nada de lo que deberían pagarle por los derechos de televisión y por los puntos ganados correspondientes a esta temporada, porque Ecclestone paga con un año de retraso y por trimestres. A pesar de ello, el equipo no debe tener problemas de financiación. Pero las consecuencias de haber sido declarados culpables de espionaje pueden tener repercusiones tremendamente negativas para la escudería. La imagen de McLaren ha quedado muy deteriorada. Se le ha tachado de tramposo. Y esta circunstancia es suficiente como para liberar la mayoría de contratos, tanto de los patrocinadores del equipo como de los mismos pilotos.
Ahí hay un resquicio legal para que Fernando Alonso pueda irse del equipo al final de la temporada si se ve incapaz de resolver los problemas que tiene con Dennis y el resto de dirigentes de McLaren. En todos los contratos, tanto de patrocinadores como de pilotos, se establecen cláusulas que salvaguardan la imagen tanto del equipo como de los pilotos. En caso de que un piloto se drogara, fuera alcohólico o rompiera los esquemas de conducta normal, podría ser echado del equipo y viceversa. En todos los contratos que hice en mi época de director de Benetton y de Prost incluí estas cláusulas. Y ahora mismo, en las World Series, también.
Sin embargo, Alonso debería reflexionar sobre la situación actual, porque podría sacar provecho de ella y mejorar ostensiblemente su contrato. Si McLaren debe sumar a la multa la pérdida del piloto asturiano, el daño puede ser terrible, porque algunos patrocinadores -Banco de Santander y Mutua Madrileña, especialmente- pueden marcharse tras él.
Dennis está cogido hasta el cogote. No sólo por Alonso, sino también, fundamentalmente, por Mercedes, que posee el 40% del equipo, y que puede esgrimir que este asunto de espionaje le ha costado muchos millones en dinero e imagen, para obligarle a que les venda el 15% de acciones que aún posee y que supondría la mayoría para la marca alemana en la escudería.
Ésa no sería la mejor solución. Todos saldrían perdiendo. Lo que Dennis -de quien sigo pensando que es inocente- y el grupo necesitan en estos momentos es demostrar unidad frente a la adversidad para remontar la situación, ganar el título de pilotos y enfocar la próxima campaña como una escudería fuerte y capaz de volver a plantar cara a Ferrari. Capaz de demostrar nuevamente que en la pista es el mejor equipo.
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