"¡No sabemos lo que queremos!"
Luis lamenta que varios jugadores no entiendan que en la selección deben renunciar al fútbol directo
Luis Aragonés dio vueltas al partido. Sacó una conclusión; luego, otra y otra. Y, al cabo de emitir varios juicios desfavorables para España, culminó con un estallido de frustración: "¡Si es que no sabemos lo que queremos!".
El seleccionador dejó Reikiavik (tras empatar 1-1 frente a Islandia) lamentando la ocasión perdida para alcanzar el segundo puesto de su grupo. Los jugadores y el técnico regresaron a Oviedo, donde el miércoles se enfrentarán a Letonia sumidos en algo que exteriormente tiene forma de debate, pero que esconde un rasgo consustancial al carácter indefinido del equipo. España padece una especie de esquizofrenia. Cada futbolista interpreta el juego de forma particular, más allá de lo que le pida el entrenador de turno. Hoy, Luis les exige armarse con el balón, no regalarlo, administrarlo con esmero y renunciar al pelotazo. Lleva tres años intentando inculcar su código. En Islandia se esforzó más que nunca. Consideró que dividir la pelota con pases largos supondría entregarla a un adversario más preparado físicamente para pelear cuerpo a cuerpo. Muchos no le escucharon. Hay jugadores que pensaron, y piensan, que debieron hacer lo contrario. El conflicto fue inmediato. El seleccionador se pasó la primera mitad pidiendo a Marchena, Alonso y Pernía que no jugaran en largo. "¡El balón al suelo!", les gritaba; "¡al suelo! ¿No véis que el campo está muy mojado y cuando bota no se frena?".
Los defensas creyeron que para evitar las acometidas de los islandeses lo mejor era pegar pelotazos y, lejos de ir a buscar el balón dividido, aprovechar para acomodarse atrás. Albelda lo tiene claro. "Es que no podemos salir jugando siempre por abajo", opinó; "los islandeses nos ganaban siempre por arriba porque nos presionaban, nos robaban el balón, y nosotros siempre estábamos mal colocados porque intentábamos salir tocando desde atrás. A veces hay que pegar un pelotazo".
El seleccionador, junto con futbolistas como Xavi, no está de acuerdo. "Los islandeses no presionaron tanto arriba; sólo con dos hombres", dijo; "nosotros nos precipitamos. ¿Qué les voy a pedir a los jugadores? ¿Que tiren un pelotazo? Eso es regalar el balón. Ante Islandia debimos ganar porque ellos eran peores. A un equipo que es peor hay que jugarle por abajo. De lo contrario, perdemos la ventaja. Con nuestro físico, tendríamos que llevar escaleras para ganar los balones aéreos".
Albelda disiente: "El tamaño de los jugadores no tiene por qué ser un obstáculo cuando se divide un balón desde atrás. Silva es un ejemplo porque hace un trabajo tácticamente muy bueno. Si nos juntamos todos, altos o bajos, tarde o temprano recuperaremos la pelota y evitaremos sorpresas".
Además de enfrentar al seleccionador con algunos jugadores, el empate de Reikiavik fue un choque de culturas. De un lado, el toque del Barça. De otro, el juego elemental del Valencia. Entre ambos equipos aportan gran parte de los jugadores. La mezcla no siempre es coherente. Se trata de futbolistas que han conquistado cuatro de las últimas seis Ligas. Creen que para ganar hay que jugar a su modo. El resultado es que el juego se practica de forma antagónica según quien lleve la pelota.
Los que coinciden con Luis en todo, como Xavi, declararon que la selección "traicionó su filosofía". Otros sacaron conclusiones más tenebrosas. "Hemos salido creídos y hecho el tonto", dijeron; "así no se puede competir. Descuidándonos atrás, nos ganó Francia en el Mundial. Nos creemos la hostia y, si seguimos así, nos volverá a pillar un equipo que nos dejará fuera de la Eurocopa".
Tal y como están las cosas, Luis agradece el empate. "Los islandeses han tenido miedo y después de marcar se han echado atrás", concluyó; "si nos hubiesen atacado más...".
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