"Los más tontos son los que siempre lo saben todo"
Julia Otero (Monforte de Lemos, Lugo, 1960) vuelve a casa. Así la recibieron ayer los directivos de Onda Cero, del grupo Antena 3. El anterior equipo gestor canceló su contrato en 1999, cuando era líder de las tardes. Desde el próximo lunes, Otero quiere que, en Julia en la Onda (de lunes a viernes, 16.00 a 19.00), "la información siempre esté presente, que el oyente se sonría y pellizcar. No será un programa complaciente".
Pregunta. ¿De aquella cadena que la defenestró, sólo queda el nombre?
Respuesta. Ni los gestores ni los accionistas son los mismos. Vuelvo a la misma frecuencia pero con otra empresa, afortunadamente.
"La principal dificultad de la radio es que el oyente se gana uno a uno"
P. Onda Cero ya intentó recuperarla hace tres años. ¿Por qué ahora sí?
R. Las cosas tienen que madurarse y, en aquel momento, la situación de la cadena era más compleja. Ahora, tanto su evolución como mis intereses han confluido. Y luego hay una carga simbólica, sentimental, que no se puede despreciar. Volver a una tarde que construí con tanto mimo durante ocho temporadas, recuperar parte de aquel espíritu, aunque completamente renovado, era un aliciente con carga sentimental.
P. También le tentó RNE.
R. Tengo la máxima confianza en Luis Fernández [presidente de la Corporación RTVE], al que respeto y admiro. Pero vuelvo a una historia que se interrumpió bruscamente. Regreso al segundo tiempo de un partido, con la diferencia de que en la media parte me han cambiado estrepitosamente el marcador. En esta temporada difícil, con unas elecciones por delante, me pareció mejor volver a Onda Cero.
P. Su programa fue retirado por "elitista e intelectual". ¿Conserva aquellos defectos?
R. Sí, los buscaré denodadamente junto a un tercero, el aumento de la audiencia. Tengo a la socióloga Ángeles Durán, premio nacional de Investigación; al economista Xavier Sala i Martín; al físico Jorge Wagensberg; a gentes de la cultura, las humanidades... Incluso a Alfredo Urdaci. Lo añadí a mi lista. Cuando le vi bailar el Sex bomb en televisión pensé que valía la pena. Hay que estar muy de vuelta de todo, muy seguro, para huir de la corrección política, que es lo que me gusta. Que mi gente, siendo profundamente educada, huya de la corrección política. Que se digan cosas distintas, solventes.
P. Ha anunciado, con un poco de sorna, que contará con intelectuales, no con periodistas.
R. No es sorna, lamentablemente es lo que pienso. El periodista erigido en tertuliano que sabe de todo a cualquier hora no me parece lo más ejemplarizante. Prefiero gente muy buena en su disciplina, y que por eso no tenga prejuicios en reconocer que hay cosas que no sabe. Los más tontos son los que siempre lo saben todo.
P. ¿Las tertulias tienen los días contados?
R. Lo tremendo es la inmersión. Que según qué tertulia se escucha, sólo hay una visión de la realidad. La radio debe ser una guitarra y tocar todas las cuerdas. Si no, no hay música, hay ruido. Y detesto el ruido. Seremos críticos y discrepantes, pero educados, y procuraremos que nadie se sienta ofendido o excluido sea cual sea su posición ideológica.
P. ¿Aspira a recuperar el liderazgo?
R. Es difícil. Pones dinamita en una casa y la demolición es cuestión de segundos. Hacerla, con sus cimientos, nunca es rápido. Todos aspiramos al liderazgo. Mi handicap es que lo tuve y que se me va a pedir que lo renueve. Y la principal dificultad de la radio es que el oyente se gana uno a uno, que es un proceso muy lento. Pero al que me entregaré con toda la fuerza de que sea capaz.
P. ¿Por cuánto tiempo ha firmado con Onda Cero?
R. Por dos años. Siempre me ato corta. Nunca he querido asegurarme durante mucho tiempo porque es inútil. Si funciona, siempre querrán renovar. Y si no, soy de las que se marcharía, por dignidad.
P. ¿Y el acuerdo contempla colaborar con Antena 3?
R. Mi contrato deja muy claro que mi exclusividad es para la radio. La televisión que quiero seguramente es más fácil que pueda hacerla en cualquier pública, más que en una privada.
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