_
_
_
_
_
Reportaje:

La trampa Djokovic

Mónaco insinúa que el serbio finge lesiones

Hay traiciones que se firman con la boca abierta. Juan Mónaco, argentino de Tandil y amigo íntimo de Rafael Nadal, se sintió engañado ayer. Acababa de perder contra Novak Djokovic (7-5, 7-6, 6-7, 6-1), número tres del mundo, y después de superar el calor sofocante que le golpeó durante las tres horas y 53 minutos que pasó en la pista, tuvo una revelación. Le habían estafado: "Como le vieron todos, Novak parecía ahogado y cansado. No sé de donde saca las fuerzas, si actúa, pero en el cuarto set estaba entero. No sé si creerle, si estaba mal o no".

No es la primera vez que Djokovic, rival en cuartos de Carlos Moyà, hace de su estado físico un arma. Cuando todavía era sólo un júnior prometedor, se ganó una reprimenda del mismísimo Roger Federer: "Abusa de los tiempos muertos que puede pedir para ser atendido por el fisioterapeuta", vino a decir el número uno del mundo. Y desde entonces todo el mundo conoce que tiene sinusitis; que se operó en Italia y no quedó contento; que juega con la boca abierta, buscando aire; y que todo eso se mezcla con una sorprendente fortaleza física, que le ha convertido en el tenista que más veces ha salido victorioso esta temporada cuando la ecuación de su partido incluyó condiciones extremas y minutajes de récord. Monaco sospechas de que los dolores de Djokovic tienen más de táctica que de sufrimiento. No es el único.

"Dolores en el estómago, pinchazos en la espalda... ¿Cómo de doloroso y difícil es entrar en un tercer set así?", le preguntaron tras su victoria. La contestación no incluyó ni una palabra sobre sus dolores. Le insistieron, claro. "¿Cuánto tardaron las pastillas en hacerle efecto? "Bueno, eso es más o menos cuestionable", contestó Djokovic de forma críptica. "Me dolía la espalda. El estómago. Sentía que no tenía energías. Tuve que llamar al fisio. Me tomé unas pastillas y unas vitaminas. Empecé a sentirme bien", añadió. "Pareció que tenía problemas respirando en el segundo set", le dijeron los periodistas. Y ahí, Djokovic, quizás cansado de tantas suspicacias, terminó la conversación: "Probablemente. Hubo un par de puntos largos. Fue sólo un momento".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_