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Reportaje:

El barrio bebé

Las 4.000 viviendas ocupadas del ensanche de Vallecas sólo tienen un bar y una farmacia

El ensanche de Vallecas, con aportaciones del arquitecto fallecido Miguel Fisac e inaugurado en formato primer discurso y piedra en 2003, es hoy una gigantesca sucesión de grúas que se extiende por 7,3 millones de metros cuadrados. Está terminado cerca del 20% del plan original, aunque el resto presenta un esbozo que se aproxima mucho a su perfil definitivo. Se suponía que debía estar ya "muy avanzado" en el verano de 2004. En esa fecha no habían siquiera comenzado los trabajos. Los futuros propietarios se manifestaron. Tuvieron éxito, y ya casi tienen su barrio. Aunque aún sea un bebé.

Al menos, sí se ajusta a su nombre. Las calles principales, la Gran Vía del Sureste, por ejemplo, miden 100 metros de ancho y tienen hasta ocho carriles. Pero no tienen semáforos. No hacen falta. Casi no transitan coches. Muchas tampoco tenían nombre hasta este mes. Los taxis no saben llegar. Las vías, que no es capaz de reconocer ni el navegador del coche, se interrumpen sin aviso. Acaban en un matojo de arbolitos. Toca dar media vuelta y recuperar la perspectiva de ladrillos que cierra el campanario de Villa de Vallecas. Un espacio flanqueado por carreteras y un trigal amarillo en el que ya viven cerca de 15.000 personas. Está prevista la construcción de 26.000 viviendas (13.800, de protección oficial). O lo que es lo mismo, unos 100.000 habitantes.

Las vías principales, tienen ocho carriles. Pero sin semáforos. No existen aún en el 'GPS'
Los vecinos tienen que coger el coche para hacer la compra en los barrios cercanos

Los que ya habitan el barrio han tenido suerte dispar según su constructora y su parcela (ellos, para identificarse usan la clave del solar, como ABC13 y así). Algunos tienen hasta línea ADSL. Otros han tenido problemas hasta con el agua.

Sólo hay un bar, tres bancos y una farmacia. La superficie rectangular y azul del IKEA vive de manera independiente y mira a la orilla de la carretera de Valencia. Además, proyectan su inminente apertura dos supermercados y una tienda de decoración. "Una gran noticia", sentencia Almudena mientras arrastra de la mano a sus hijos pequeños. Se refiere a lo de las grandes tiendas de alimentación. "Ahora hacemos la compra en Santa Eugenia". Eso supone coger el coche y emplear al menos 15 minutos para comprar una barra de pan.

La soledad aumenta por la noche. Ya no hay obreros. Una intimidad muy favorable para la delincuencia. El bar ha sido atracado en tres ocasiones. Todas mediante el nada sutil procedimiento del alunizaje. Además, se ha robado material, como generadores o cable.

"Estas cosas van despacio", dicen desde el Ayuntamiento. Sin embargo, esas fuentes municipales reconocen que en el caso de Vallecas está siendo particularmente lento. Lo achacan a que, a diferencia de otros Pau, lo rige una junta de compensación. Esto es, una asociación de constructores en la que el que más manda es el que más metros tiene. Por eso, dicen, "aunque están los huecos de las dotaciones sociales, no han hecho nada". Se está construyendo un centro de salud y otro de drogodependientes. Un colegio de primaria tenía previsto abrir este curso. "Nada más hasta 2010", afirman desde la asociación vecinal del Pau.

Sin embargo, los niños comenzarán el año escolarizados. El colegio Gredos se ha instalado en la zona e inaugura su actividad la semana que viene. "Hemos cubierto toda primaria y casi toda secundaria", calcula Fernando López Bejarano, portavoz del centro. En total, la escuela, concertada, tiene capacidad para 1.500 niños. "Tenemos un compromiso con Vallecas", explica López Bejarano.

La estación de metro -aún no hay autobuses- se llama Las Suertes, y tiene una frecuencia de tránsito casi nula. Los pocos que ascienden a la superficie dicen que no son del barrio, que vienen al IKEA. Menos Marian, rumana, que lleva bolsas con comestibles. Un trayecto para hacer la compra. Será de los últimos. El Mercadona ya anuncia su apertura. El barrio va cogiendo forma. Aunque sea de supermercado.

Dos vecinos del nuevo barrio del ensanche de Vallecas, junto a solares y edificios en obras.
Dos vecinos del nuevo barrio del ensanche de Vallecas, junto a solares y edificios en obras.CLAUDIO ÁLVAREZ
Un semáforo sin funcionar en el Ensanche de Vallecas.
Un semáforo sin funcionar en el Ensanche de Vallecas.C. A.

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