Desde mi cama
Gijón, 20.00. Desde la cama de la habitación de un hotel. Hoy ha sido un día largo. No así la etapa, pero sí el día. La etapa era incluso hasta corta, pero, teniendo en cuenta que ayer a estas horas nos encontrábamos en A Coruña y ahora mismo estamos en Gijón, es fácil deducir que el camino ha sido largo. También un poco duro. No mucho, que habrá días peores, pero fácil no ha sido, sin duda.
Es lo que tiene el querer recorrer España en bicicleta en tres semanas, que todo no se puede. La piel de toro, como la llaman por ahí, es demasiado grande para abarcarla en tan pocos días, así que a grandes problemas, grandes soluciones: cuando no se puede en bici, lo hacemos en autobús. No todo es negativo: así al menos hacemos algo de turismo y recordamos las nociones básicas de geografía que aprendimos en la EGB (yo soy ya muy mayor para eso de la ESO).
La noticia hoy es que no ha ganado Freire en Luarca, aunque sigue siendo el líder. Bueno, más bien que no ha vuelto a ganar, se entiende. Le tocó conformarse con ser segundo, como el primer día. Y, también como el primer día, nos dejó con la sensación de que podía haber ganado. Por una parte, porque así se vio en televisión, y por otra, porque así nos lo ha dicho a nosotros. Se equivocó, según él, en no tomar la iniciativa un poco antes. Dejó que otros lo hicieran. Y, claro, cuando arrancó Bettini, el italiano, en toda lógica, le cerró elegantemente la puerta por la derecha, que es por donde quería pasarle Óscar. Por eso los aspavientos de Óscar nada más cruzar la línea de meta. No es que Bettini hiciese nada ilegal, sino que fue zorro, seguramente como todos seríamos en esas circunstancias. Todos, incluso Freire. A Óscar la rabia le asaltó por ver que podía haber ganado por fuerzas, pero otro le ganó en zorrería. Y es que es lo mismo que he dicho antes, no todo se puede.
Pero, bueno, aquí en casa Rabobank todos estamos contentos. De momento, digo. Una etapa ganada, dos segundos y el liderato es un buen balance para este principio galaico. Y ahora, es decir mañana (hoy, cuando me lean, vaya lío), cambio de tercio en la Vuelta y también en nuestro equipo. Nosotros cambiamos a Freire por Menchov y la carrera cambia los sprints por la montaña. Y ni más ni menos que como aperitivo, primer plato, segundo y postre, todo junto, la emblemática subida a los Lagos de Covadonga (mañana vais ande la Santina, me ha dicho hoy uno).
Veremos qué es lo que pasa, que este año lo duro llega muy pronto y eso alguno puede no digerirlo bien del todo. Lo veremos. Mañana (hoy), para estas horas, ya lo habremos visto. Pero, pase lo que pase, yo estaré como ahora, tumbado en la cama de un hotel. Otra cama y otro hotel, que, en el fondo, no dejan de ser siempre los mismos.
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