El Atlético, ni sí ni no
El conjunto de Aguirre no pasa del empate ante un Mallorca que marcó tras un córner en contra
De cómo perder un partido por culpa de un córner a favor. El Atlético se encontró con eso, con un saque de esquina, una escena habitual en esto del fútbol, un pasillo que a uno puede acercarle al éxito. En fin, nada raro. Con un córner se encontró el Atlético, sí, lo que en este equipo no se sabe si es bueno o no, siendo como es el rojiblanco un grupo ágil en el despiste. Al área del Mallorca voló la pelota, bombeada desde la esquina por Simao, que atrapó sin demasiados problemas el talludo Moyá. Se le ocurrió al portero del Mallorca, siendo como es de buenos brazos, sacar en largo, con la mano, allá a la banda derecha, donde corría atento Jonás, un tipo hábil con el balón en los pies aunque avance a velocidad de crucero. El argentino oteó el horizonte, comprobó cómo Güiza superaba a Seitaridis, el único rojiblanco que defendía (o algo así) y puso delante de su compañero un chollo de balón. Güiza, encantado de conocerse, controló la pelota, regateó al vendido Leo Franco y marcó a puerta vacía.
ATLÉTICO 1 - MALLORCA 1
Atlético de Madrid: Leo Franco; Seitaridis (Reyes, m. 63), Perea, Pablo, Pernía; Raúl García, Maniche; Maxi Rodríguez, Agüero, Simao (Luis García, m. 85); y Forlán. No utilizados: Abbiati; Antonio López, Cleber, Jurado y Mista.
Mallorca: Moyá; Héctor, Ballesteros, Nunes, Navarro; Jonás, Ibagaza (Valero, m. 92), Pereyra, Tuni (Varela, m. 65); Arango y Güiza (basinas, m. 76). No utilizados: Lux; Castro, Ramis, Valero y Víctor.
Goles: 0-1. M. 19. Jonás lanza en largo a Güiza, que, regatea a Leo Franco y marca. 1-1. M. 77. Pernía lanza duro tras internarse en el área.
Árbitro: Teixeira Vitenes. Amonestó a Agüero, Ballesteros, Jonás, Reyes, Navarro, Maniche y Pernía.
Unos 45.000 espectadores en el Calderón.
No se había cumplido el minuto 20 y al Atlético ya le tocaba remar. Antes de que llegara el gol, el partido ya había anunciado jolgorio. Porque desde el primer momento ambos equipos habían enseñado sus cartas. El Atlético tiene un discurso bien distinto al de tiempos pasados. El equipo se abre a las bandas, va directo, al grano, sin negociar, deprisa, deprisa. De ello tiene buena culpa Simao, que ayer protagonizó ratos espléndidos. Le falta al equipo, sin embargo, continuidad en su juego. Raúl García y Maniche, los encargados de la sala de máquinas, parecen jugar a arreones.
No aprovechó el Atlético sus arreones del inicio y el Mallorca se encontró con el viento a favor gracias a un córner en contra. El Atlético se sintió herido durante un buen rato, perdidos muchos de sus jugadores, con Forlán quemándose al retrasar su posición en busca de esos balones que no llegaban, en una escena que llevaba a la memoria a acordarse de un tal Fernando Torres. Fueron momentos en los que el Mallorca pudo hacer aún más daño, siendo como es el de Manzano, éste y todos los anteriores, un equipo que no elucubra.
Al regreso del descanso se vivió la jugada del partido, en un chutazo de Pernía que sacó maravillosamente Moyá. El Atlético no se atrevía a lanzarse en tromba, precavido como le obligó a ser un Mallorca que siguió asomándose al territorio rival. Estaba anunciado que, de producirse el empate, algo tendría que ver Pernía en el asunto. Así fue. Se arrancó el lateral, que tiró la pared a Agüero (menos brillante ayer que en el Bernabéu). No controló el argentino y la pelota rebotó en Basinas, con tan mala suerte (para él) de que volvió a la pierna izquierda de Pernía, la peor pierna a la que podía llegar. Chutó éste y firmó el empate. Podría suponerse que de ahí al final el Atlético iba a tocar a rebato. No tocó a nada. Era tanto el respeto que le imponía el Mallorca que se limitó a amenazar sin golpear, dejando que muriera el partido con un resultado que cuestiona el proyecto rojiblanco. Un proyecto que tiene, sin duda, mucho mejor aroma que los anteriores. Pero eso fácil. Muy fácil.
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