Odriozola se queda a un escalón del podio

La marcha es el gran teatro del atletismo y 50 kilómetros, casi cuatro horas dando vueltas, dan para mucho. Por ejemplo: un podio variopinto, un español un escalón por debajo -no hubo medalla hispana, como en los 20 de chicos y chicas- y se acuerda de su pueblo, y otro que, eliminado por tres tarjetas amarillas, piensa que en la marcha hay que adaptarse a las modas de los árbitros.

El podio, de mucho nivel, lo formaron el récordman del mundo, el australiano Nathan Deakes; el campeón de Europa, el francés Yohan Diniz, y un italiano, Alex Schwazer, tan cabreado por quedar tercero que se fue como si le hubieran expulsado. El español que se quedó un escalón por debajo, Mikel Odriozola, no es que estuviera feliz, pero sí contento. Odriozola, de 34 años, es una hormiguita que ha ido progresando a la sombra de los monstruos de la marcha española, Paquillo y García Bragado, y que ha logrado ya ser finalista. Por eso, el guipuzcoano dedicó su puesto a su villa de Rentería, y a su novia. Por eso dijo que aspira a bajar de 3h 40m, a Pekín.

Deakes recibió dos avisos; Bragado, el gran especialista español de la distancia, tampoco es un fino estilista. "Pero de eso a que me saquen enseguida tres tarjetas y me dejen fuera antes incluso de empezar a marchar en serio hay un abismo", dijo el madrileño. "Los jueces han sido muy estrictos".