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Columna
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De cinturón rojo a frontispicio

De un agosto de antojos meteorológicos, nos llegan los políticos rebosantes de energía solar o llovidos hasta los zancajos y, se ponen a dibujarnos una maravilla de geografía autonómica. A los políticos, cuando el verano se va, les pega la melancolía y ya no se cortan a la hora de hacerse los mapas con los resultados de las pasadas elecciones. Como estos son días de tráfico vacacional, conviene consultar la última edición de la guía Michelín, por si acaso se mete uno en el nuevo cinturón rojo de las dos Marinas, que se ha sacado de las urnas el dirigente socialista Joan Ignasi Pla, o por si, en lugar de la Comunidad Valenciana, el confiado conductor se estampa contra el monumental frontispicio de Rajoy, en el que la han convertido, los maestros de obras del presidente popular. Rajoy ha estado en Alicante, ha visto un partido de baloncesto, la Ciudad de la Luz y el puerto, rodeado de soledades y ausencias, y le ha confiado a Francisco Camps -o eso dice- que él es el elegido: el primero que entrará en la Moncloa, cuando la ocupe. No asistió, sin embargo, a la multitudinaria cena que se celebró en Elda y donde el PP valenciano agitó sus triunfos. Lo cierto es que Rajoy no ofició de oráculo. Estuvo discreto y declinó hacer declaraciones en cuanto se refería a la recomendable sucesión en la cúpula de su partido, de acuerdo con la propuesta de Manuel Fraga, y al futuro destino de Eduardo Zaplana, que, parece, no tiene cabida ni en la lista de Valencia, ni en la de Alicante, que presumiblemente encabezará Federico Trillo. La estancia de Mariano Rajoy, en esta ciudad, ha dejado muchas incógnitas y algunas decepciones en los sectores más críticos del PP. Rajoy fue su propia sombra, y todo el esplendor de las proezas que anunció Ricardo Costa, secretario general del PP valenciano, se ha quedado en un calidoscopio de gestos y autocomplacencia.

Por su parte, los socialista también se lo han montado a lo grande, para endulzar el fracaso del 27-M y motivarse de cara a las generales de marzo. Y han elegido las comarcas del sur, concretamente L'Alfàs del Pi, donde anoche el ministro Jesús Caldera, coordinador electoral del PSOE, en compañía de Leire Pajín, de Joan Ignasi Pla, del alcalde Vicente Arques y de "unos trescientos militantes, de acuerdo con al aforo del local", dieron comienzo a un curso muy laborioso, acerado y tenso. Por Las Marinas y el Vinalopó se han afilado palabras, propósitos y estrategias, para una confrontación que puede ser decisiva. De todos estos acontecimientos apretados en los últimos días, nos queda la instantánea tierna y desoladora de un Rajoy jugando al futbolín, en la Ciudad de la Luz. Y sus palabras enigmáticas. Cuando por una reciente nota de prensa de la coordinadora general de EU, Gloria Marcos, conocemos que la quinta parte de los valencianos viven en el límite de la pobreza, choca que Rajoy dijera "que la mejora de la riqueza de la gente resulta espectacular". Se ve que miraba para Fabra.

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