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La nueva generación del socialismo francés exige renovación para superar las derrotas

Los líderes históricos no participan en el tradicional inicio del curso político en La Rochelle

El desconcierto e incluso el abandono de muchos dirigentes del Partido Socialista francés (PS) contrastaban ayer con la intensa actividad de los militantes reunidos en La Rochelle en la tradicional universidad de verano. La sensación depresiva y confusa que transmite la cúpula socialista no parece contagiar a las bases, enfrascadas en un trabajo ideológico que garantice la siempre aplazada renovación. Las palabras de la derrotada candidata presidencial Ségolène Royal cayeron como agua de mayo: "Estoy aquí para que mi partido cambie y vuelva a ser atractivo".

Los estragos de las derrotas de la pasada primavera eran, sin embargo, evidentes. También lo era que el liderazgo del PS, que se jugará en el congreso extraordinario de 2008, se lo disputan los dos miembros de la disuelta pareja formada por Royal y el primer secretario, François Hollande, junto al tercero en discordia: el alcalde de París, Bertrand Delanöe, que ya no esconde su ambición. La vieja guardia, es decir, los Lionel Jospin, Laurent Fabius, Dominique Strauss-Khan, Jack Lang o Martine Aubry, que hace un año se paseaban por el puerto atlántico de La Rochelle rodeados de sus seguidores, esperando hacerse con la candidatura a la presidencia francesa, brillaban por su ausencia.

Jospin, que veranea en la vecina isla de Re, no piensa dejarse ver; Strauss-Khan, apoyado por el presidente Sarkozy, afina su candidatura al Fondo Monetario Internacional (FMI), Lang también se ha entregado a la causa del inquilino del Elíseo, al igual que el ex primer ministro Michel Rocard. Fabius se ha organizado un viaje y Aubry ni siquiera ha presentado una excusa.

Por el contrario, la joven generación, los cuarentones como Manuel Valls, Arnaud Montebourg, Vincent Peillon o Getan Gorce ocupaban ayer el espacio mediático. El carismático alcalde de Evry, de origen catalán, señalaba que "hay que empezar por la renovación de las ideas para reconstruir una doctrina y unas proposiciones, algo que hace mucho tiempo que no se ha hecho". Valls, que mantuvo un perfil muy discreto durante la carrera electoral, aunque evitó en todo momento criticar a Royal, cargó ayer contra la cúpula socialista a la que definió como "una dirección de 70 personas que se reúnen los martes y no producen nada". En su opinión, es necesario cambiar la organización del partido.

Royal, en su condición de presidenta de la región de Poitou-Charentes, ejercía de anfitriona. El jueves reunió a los presidentes socialistas de las regiones francesas, todos menos uno, y defendió su proyecto descentralizador. Ayer, a bordo del France 1, un viejo transatlántico convertido en un museo marítimo, intentó insuflar vida al partido y celebró el dinamismo de la militancia. "La reconstrucción será más rápida de lo previsto", dijo. "Quiero que vuelva la imaginación y que mi partido sea admirado por los franceses". "Algo pasa aquí", constató, "los jóvenes tienen una sed profunda de volverse a poner al trabajo".

Hollande, convertido ahora en su gran rival y también en el objeto de críticas durísimas que le llueven de todos lados, no se dejó ver ayer aunque se encontraba en La Rochelle. Probablemente hoy acuda a la gran cena, pero su momento llegará mañana, cuando le corresponda pronunciar el discurso de clausura de la Universidad.

Elecciones municipales

Su contenido marcará el tono de la batalla por el poder en un curso en el que se celebrarán elecciones municipales. Tras una década al frente del partido, en los que ha sufrido demasiadas derrotas, su continuidad al frente del PS transmitiría una muestra de estancamiento. Pero su capacidad para moverse entre líneas es legendaria.

Royal no escuchará el discurso de su ex compañero. Ayer se encargó de dejar claro que no se quedará en La Rochelle el domingo. Desde que la pareja anunció su separación poco antes del verano, prácticamente no se les ha visto juntos. Quien estará es Delanöe, el alcalde de París, que probablemente anuncie su intención de presentarse de nuevo como candidato a la alcaldía de la capital.

Pero la intensidad del trabajo de la militancia, que ha acudido en mayor número que nunca a La Rochelle, no esconde la desorientación y el desánimo en el que se mueven los líderes. Pocas pistas, por ejemplo, sobre la labor de oposición de los diputados socialistas.

La ex candidata Ségolène Royal, ayer en La Rochelle.
La ex candidata Ségolène Royal, ayer en La Rochelle.REUTERS

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