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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Alberto de Lacerda, poeta

Era uno de los grandes líricos actuales lusos

Fundador de la revista Távola Redonda, con Ruy Cinatti y David Mourão Ferreira, entre otros, amigo de juventud de Sophia de Mello Breyner Andresen y Mário Cesariny, Alberto de Lacerda fue un poeta de una obra no demasiado extensa pero muy valorada por su pureza, su hondura y su nitidez.

Según contó a medios portugueses su paisano Eugénio Lisboa, fue el crítico de arte británico John McEwen quien alertó de la muerte de Lacerda: le extrañó la ausencia del poeta en un almuerzo para el que estaban citados, se acercó a su casa, y lo encontró ya en coma. Lacerda murió poco después, al caer la tarde.

Para Eugénio Lisboa, Lacerda fue uno de los mayores poetas en lengua portuguesa del siglo XX: "Era un hombre de grandes convicciones políticas, de izquierda, y aunque su poesía estaba contaminada por una gran empatía con el sufrimiento humano, en nada alteraba eso su lirismo", dijo a la agencia Lusa.

Lacerda dejó la isla de Mozambique antes de cumplir los 18 años, pasó una breve estancia en la Lisboa de finales de los años cuarenta, luego se marchó a Londres, donde trabajó para la BBC y conoció a T. S. Elliot, y en 1959 viajó por Brasil durante un año dando recitales y conferencias. En 1961, publicó en Lisboa Palácio, con versos como éste: "Há sempre imensa gente nos meus versos. / Embora não se note ã primeira lectura" ("Hay siempre mucha gente en mis versos. / Aunque no se note en la primera lectura").

Entre 1967 y 1993 enseñó poética en varias universidades estadounidenses (Tejas, Nueva York, Boston), y pasaba un semestre a cada lado del Atlántico. Según el crítico y periodista de Público Eduardo Pitta, en Estados Unidos fue amigo de los poetas Marianne Moore y Tom Gunn y del pintor David Hockney (era legendario su amor a la pintura), y fue el primer y único poeta de lengua portuguesa en ofrecer un recital de poesía en la Biblioteca del Congreso en Washington.

El ex presidente de la República Mário Soares, su "amigo y admirador", lamentó la muerte de Lacerda, a quien considera un poeta mayor, próximo a la talla de Helder, Cesariny o Ramos Rosa. Soares cree que, además, fue "un poeta maldito, porque nunca fue muy reconocido en Portugal y vivió muy mal, en una gran pobreza estos últimos años". Para el político socialista, Lacerda vivió siempre "exiliado, no por motivos políticos sino por opción personal". En 1962, lo explicó así en un breve poema: "El exilio es esto y nada más / en su forma más perfecta: / Hoy, en la tierra de mis padres, / solamente la luz no es sospechosa".

Eduardo Lourenço definió así el espíritu indomable del poeta homosexual: "Bajo el silencioso desdén o la fulgurante ironía pocos adivinarían que Alberto de Lacerda era ya en esa época de aparentes certezas un exiliado de sí mismo, elegido con infalible mirada por la musa exigente de la pura melancolía y la libertad".

Soares recordó que el legado del poeta es "muy importante", pues incluye correspondencia con grandes figuras de la cultura, portuguesas y extranjeras, entre ellas Maria Helena Vieira da Silva, su marido, Arpad Szenes, y Paula Rego. "Tenía todo dentro de un cuarto donde casi no se podía entrar de tan lleno que estaba de libros y cartas, cuadros, dibujos, verdaderas preciosidades", recordó Soares, "y nunca se deshizo de nada".

En su obra destacan Exílio (1963) y Tauromagia (1981), Elegias de Londres (1987), Meio-dia (1988, premio Pen Club), Sonetos (1991), Átrio y los dos volúmenes de Oferenda, su obra de 1955 a 1981.

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